Por algún tipo de extraña sincronicidad estamos viendo un
repentino auge de la cultura de Thelema estos últimos meses. La
prestigiosa cadena de televisión CBS ha estrenado recientemente una
serie titulada Strange Angel, un recomendable biopic que versa
sobre la vida y milagros de Jack Parsons, pionero de la ingeniería
espacial y reputado Thelemita. Asimismo la editorial madrileña La
Felguera, que hace un par de años sacó a la calle una cuidada
reedición de El libro de la ley de Aleister Crowley, prosigue
con su labor de expansión de las ideas thelemicas, editando hace
unos días los diarios mágicos de Leah Hirsig, una de las
principales mujeres escarlata de Crowley. Toda una golosina orientada
a los completistas de esta curiosa corriente de pensamiento.
Por eso nos ha parecido una buena idea aportar nuestro granito
de arena a la causa y llevar el tema a nuestro terreno. Para ello
confeccionamos este artículo, que puede servir de breve introducción
para aquellos que sientan curiosidad por este culto. Por supuesto
somos conscientes de hallarnos ante un tema fascinante y muy
complejo, en el que no pretendemos ahondar demasiado, por lo que solo
daremos unas breves pinceladas a partir de las cuales el lector pueda
seguir investigando por su cuenta si así lo estima.
Sabiendo que muchos de nuestros lectores se encontrarán ante un
campo totalmente desconocido comenzaremos por lo básico: ¿qué es
Thelema?
Etimológicamente Thelema viene del griego y significa Voluntad,
y fue la palabra elegida por el prestigioso ocultista inglés
Aleister Crowley para nombrar una nueva religión de creación
propia, que aúna toda una serie de pensamientos de carácter
místico, filosófico y religioso, así como un complejo ceremonial
basado en las artes mágicas y el ocultismo.
El nombre de Crowley seguramente sí os sonará, y es donde
podemos hacer la más evidente de nuestras conexiones, utilizando
para ello al artista tótem de esta web, el gran Ozzy Osbourne, que
dedicó al mago ingles uno de los temas más memorables de su
discografía:
Edward Alexander Crowley nació en Inglaterra a finales del
siglo 19. Tuvo la suerte de heredar una pequeña fortuna siendo muy
joven, por lo que pudo dedicarse a viajar y hacer lo que quería con
su tiempo, empleándolo para explorar el mundo y a través de ello su
mente. Fue un reputadísimo escalador, consiguiendo conquistar
algunas inexpugnables cumbres en los albores del alpinismo. Ya desde
ese momento comienzan las historias escabrosas en torno a su persona,
con un episodio muy turbio acaecido en una expedición para coronar
el Kanchenjunga, la tercera montaña más alta del mundo. Agotados y
ante las enormes dificultades que presenta la montaña la expedición
decide retirarse, ante la negativa de Crowley, que los maldice y
continúa su ascenso en solitario. La maldición surte efecto,
provocando una avalancha que sepulta a los que deciden retirarse,
ante la indiferencia de Crowley, que hace oídos sordos a los gritos
de auxilio y agonía de sus compañeros. La aventura se salda con
varios muertos.
Crowley, en sus continuos viajes, estudia y cultiva la magia y
el ocultismo, fascinado e influido por figuras como Eliphas Levi (de
quien afirma ser una reencarnación) o John Dee. Escribe decenas de
libros, ingresa o funda logias como la O.T.O o la A. A. y acumula un
saber y experiencia que hacen de él uno de los ocultistas más
célebres de todos los tiempos. La de Crowley es una vida fascinante
en la que vale la pena ahondar, si te interesa hay abundante material
biográfico por las redes y en las librerías. Desde aquí
recomendamos la biografía escrita por Martin Booth titulada Su
satánica majestad Aleister Crowley.
Aleister Crowley relajándose en
un lago en su etapa de escalador.
Para
los simpatizantes Thelema es una religión. Las religiones tienen sus
pilares en los llamados textos revelados, que es como se conoce a los
textos escritos por hombres pero dictados por la divinidad. De esta
forma los seguidores del cristianismo se apoyan en La Biblia, un
compendio de libros (τὰ
βιβλία = los libros),
aparentemente legados por el mismo Dios. Thelema, por su parte,
también cuenta con un texto sagrado en el que se apoya toda la
creencia, este es El libro de la ley, escrito
por Crowley, pero dictado por una entidad preternatural llamada
Aiwass.
Como
hemos dicho Crowley exploró profundamente los caminos de la magia, y
aquí no estamos hablando de hacer la ouija con los colegas de risas
(algo que nunca debería hacerse), sino de rituales extremadamente
complejos, de metodología exacta y velada, encaminados a ponerle en
contacto con todo tipo de entidades desencarnadas. Uno de sus
rituales más comentados fue el que realizó en la mansión de
Boleskine House. En esta casa, situada en el Lago Ness, Crowley se
preparó para la realización de la peligrosa invocación del libro
de Abramelín, destinada a contactar con los señores de la
oscuridad. Crowley falló estrepitosamente, cometiendo la terrible
imprudencia de dejar el ritual a medias, desencadenando con ello todo
tipo de males para la zona así como para su persona. De hecho hay
voces que proclaman que el famoso Monstruo del Lago Ness no es más
que una entidad maligna liberada por la imprudencia de Crowley, como
si se tratase de una de las abominaciones presentes en los textos de
Lovecraft (De hecho Lovecraft también estaba muy familiarizado con
el ocultismo, sus textos influyeron en la Orden Tifoniana y la
conexión Crowley/Lovecraft ha sido ampliamente explorada por el
escritor Kenneth Grant). El fracaso en la invocación dio lugar a
todo tipo de sucesos extraños en la zona y dejaron marcada para
siempre a la mansión de Boleskine House. (Una interesante revisión
moderna y ficticia de este mito se explora en la película A
Dark Song del
director Liam Gavin, de interesante visionado). Toda esta carga
simbólica atrajo, años después, a Jimmy Page, guitarrista de Led
Zeppelin y fanático de Crowley, que compró la mansión y se dedicó
a realizar sus propios rituales mágicos en su interior, marcando el
porvenir de la música, textos y carrera de la famosa banda. La
celebre mansión ardió misteriosamente hace unos años.
Jimmy
Page a la entrada de la mansión Boleskyne House.
Otro
de sus rituales célebres fue el que realizó junto a su colega
Victor Neuburg en Argelia, donde fueron atacados por Choronzón, el
Guardián del Abismo, uno de los seres más caóticos y terroríficos
al otro lado de la realidad. En esta ocasión el bueno de Crowley y
su amigo salvaron el pellejo de puro milagro. Por cierto, la bestia
Choronzón da nombre a una de las obras maestras del Black/Death
Progresivo, el disco del 2003 de los imprescindibles Akercocke.
Pero
sin duda el ritual más relevante fue el que realizó en El Cairo
junto a su esposa y mujer escarlata Rose. Tras invocar a Horus
estableció contacto con Aiwass, que se manifestó como una voz
profunda y solemne que le dicto, en el transcurso de tres días, El
Libro de la Ley,
donde se anuncia la ley de Thelema y se vaticina la llegada del Eón
de Horus. El libro de la ley no es un texto muy largo, poco más de
20 páginas, no obstante goza de una enorme profundidad y, más allá
de su supuesto carácter místico, es recomendable aún como un
ejercicio de mero disfrute literario. Con este texto Crowley ya tenía
la pieza que faltaba para coagular todo su bagaje esotérico y dar
forma a algo más grande, a una religión, la religión de Thelema, y
de paso servir de inspiración para otro de los álbumes capitales
del Black/Death, la obra del año 2000 de los polacos Behemoth.
La ley de Thelema se resume en un par de famosas frases
extraídas del libro de la ley y son las que rigen el rumbo de los
Thelemitas. Estas frases, muchas veces citadas pero no siempre
comprendidas son: «Haz tu voluntad será toda la ley» y «El amor
es la ley, el amor bajo la voluntad». Por supuesto, tanto para los
neófitos como para los buscadores de polémica, esto ha abierto la
puerta a una interpretación totalmente errónea, convirtiéndolo en
una especie de mantra anárquico «No hay leyes, puedo hacer lo que
me de la gana, ¡alegría! ¡Sodoma y Gomorra!». Por supuesto esta
no es la interpretación de la ley de Thelema. Hacer tu voluntad no
es hacer lo que te de la gana, sino hacer aquello que estás
destinado a hacer. Conocer y explorar el verdadero sentido de tu
existencia, el motivo por el que el universo ha hecho que estés
aquí, porque estás aquí por algo, para algo. Ahora bien, para que
tu verdadera voluntad se revele necesitarás pasar por los escarpados
caminos del auto conocimiento, y para ello no hay restricciones al
respecto de buscar experiencias, incluyendo el uso de drogas
recreativas o magia sexual, así como deshacerse de restricciones
auto impuestas por la sociedad o las religiones anteriores
(especialmente el cristianismo), y esto es algo que escandalizó (y
continúa haciéndolo) a las sociedades bienpensantes. Para romper
una lanza en favor de Crowley y Thelema y deshacer malentendidos hay
que apuntar que la ley no aboga por el mal en modo alguno, la
voluntad individual no debe interferir ni perjudicar a la voluntad de
los demás, y debe dirigirse como un medio para conseguir un progreso
de la humanidad en su camino hacia la divinidad.
«Cada
hombre y cada mujer es una estrella» (El
libro de la Ley, I:3).
No es este el lugar para disertar sobre la veracidad del
escrito de Crowley ni sobre las implicaciones de la puesta en
práctica de su doctrina, pero por lo dicho hasta ahora cualquiera
puede adivinar que el tema ha sido una constante fuente de
inspiración para todo tipo de artistas.
En
los 60 fue adoptado por la cultura del flower power, que vio
interesantes muchas de sus ideas vitales y misticismo. Sin ir más
lejos la abadía de Thelema, experimento social (fallido) llevado a
cabo por Crowley en Sicilia en 1920, fue la precursora de las comunas
hippies. En el apartado musical es bien sabido que Crowley forma
parte del extraño panteón que figura como portada del Sgt.
Pepper Lonely Harts Club Band de
Los Beatles que, con la varita mágica de su enorme relevancia,
parecieran intentar rescatar una figura sumida en las sombras y
aparentemente destinada al olvido. Otras bandas reclaman su
influencia en mayor o menor grado, como The Rolling Stones, los ya
mencionados Led Zepelling, The Doors o David Bowie. Con la llegada y
auge del heavy metal en los 80 es nombrado por multitud de artistas,
como Bruce Dickinson, cantante de Iron Maiden y admirador del mago,
que incluso llegó a firmar el guión de la película Chemical
Wedding, un
film de terror bizarro bastante malo en el que el protagonista es
poseído por el espíritu de Crowley.
Las historias de oscuras sectas, depravados actos sexuales,
invocaciones demoníacas, así como mensajes egoístas y
anticristianos (todo ello relacionado con Crowley) han sido
explotados hasta la saciedad por las corrientes del metal extremo,
como el Black Metal y el Death Metal. Por lo que la figura misteriosa
de Crowley, así como las historias de todo tipo que circulan sobre
su figura, han alimentado la mente de infinidad de compositores de
estos estilos, que han hecho uso y abuso de toda su imaginería, a
veces con conocimiento de causa, y a veces de forma totalmente
cliché, rozando la parodia. Una de las torpezas más comunes es
relacionar Thelema con ateísmo cuando, de hecho, el panteón de
Thelema es amplio, rindiendo culto principalmente a dioses de
carácter egipcio. En cualquier caso, buscando palabras clave como
Crowley, Thelema o Aiwass encontraréis centenares de referencias en
títulos de temas, discos o nombres de bandas. Hacer una lista sería
agotador, pero sirve como prueba de la enorme influencia de estas
ideas dentro del metal extremo, algo lógico por otra parte teniendo
en cuenta las afinidades temáticas y filosóficas en las que se
mueven dichas corrientes.
En
el ocultismo siempre han tenido un gran peso los símbolos, y no
podemos dejar de hacer referencia al símbolo de Thelema que, además,
es la manera más sencilla de identificar a los seguidores de esta
corriente. Aparece en el libro de Crowley Magia(k).
En teoría y práctica, y
es una variación del clásico hexagrama unicursal, un antiguo
símbolo mágico ocultista que Crowley modificó ligeramente. Si
prestas atención verás este símbolo en los lugares más dispares,
lo que en principio indica afinidad por Crowley y Thelema.
Evidentemente el grado de implicación y conocimiento del tema de
quienes puedan lucir este símbolo no nos son accesibles sin conocer
a la persona y el símbolo de Thelema, al igual que la mayoría de
símbolos, son algo totalmente al alcance de la mano, por lo que
pueden ser usados de forma cosmética, por su iconografía pop y
contracultural, o de forma meramente decorativa. Te dejamos unos
ejemplos cogidos al azar.
El
símbolo de Thelema, perfectamente visible, en el local de ensayo de
la banda americana Tool. Maynard ha hablado muchas veces sobre
Crowley y es un tema presente en sus textos.
El
símbolo de Thelema visible en el clavijero de la guitarra de Brent
Hinds (Mastodon)
El
símbolo de Thelema, adoptado como logo por la banda Bring me the
Horizon.
Behemoth
en directo. El simbolo de Thelema en el pie de micro.
La
filosofía de Thelema, con su mensaje de búsqueda y superación
personal, alejada de convencionalismos y de marcado carácter
contracultural, ha sido abrazada por infinidad de artistas, y las
historias de y sobre Aleister Crowley, incluso las más disparatadas
y exageradas, han servido como inspiración para multitud de obras.
Es fácil imaginar por qué, tanto si se ha asimilado profundamente
el mensaje como si simplemente se busca inspiración para historias
poco comunes.
Ahora que hemos arañado la superficie si te interesa ahondar en
el tema tienes un vasto y variado material por delante y todo un
mundo por explorar. Esperamos que esta lectura, al menos, haya
alimentado un poco tu imaginación. La magia, al fin y al cabo, es
eso.
93 93/93.
Este texto se escribió como colaboración para la web musical Diablorock:
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