El
final del verano llega con otro de los lanzamientos más esperados
del año por parte de una banda legendaria, Korn, cuyo The
Nothing supone
el treceavo trabajo dentro de su discografía en estudio.
La
banda californiana lleva dando guerra desde principios de los
noventa. Creadores de todo un nuevo género musical, el nu metal, y
con una carrera que, a pesar de sus altibajos, no se puede calificar
de conformista. La banda nunca ha perdido las ganas de publicar
material nuevo, y tampoco han tenido miedo de explorar nuevos
horizontes, a pesar de los estrechos límites que les marca su
género. Así lo hicieron, por ejemplo, lanzándose hacia la
electrónica en The
Path of Totality (2011),
reinventando sus grandes éxitos en MTV
Unplugged (2007)
o intentando recuperar su primigenia crudeza en III
– Remember Who You Are (2010).
Por supuesto no siempre les ha salido bien la jugada, pero hay que
admirar y respetar esas ganas de seguir haciendo música e intentar
que esta resulte interesante y novedosa, ya que bien podrían hacer
como otras grandes bandas y dedicarse a vivir de las rentas y sacar
un disco cada década...
Hay que ser justos con Korn, poco tienen ya que demostrar, y a
estas alturas de la película tampoco les podemos exigir que vuelvan
a inventar la rueda. A la hora de revisar su nuevo disco nos
fijaremos en si está a la altura de la banda y si incluye buenos
temas. ¿Será el caso? Veamos...
La
intro con la que abren este nuevo trabajo, titulada The
End Begins, ya
nos deja bastante claro por donde irán los tiros. Con el sonido de
la entrañable gaita de Jonathan Davis, junto a sus característicos
lamentos marca de la casa, se nos da la bienvenida de forma conocida
y familiar, dando a entender que estamos ante los Korn de siempre, lo
que al fin y al cabo demandan la mayoría de sus seguidores.
La
banda ha querido con The
Nothing crear
un disco directo, con poca experimentación e inventos, recogiendo
toda la experiencia de sus trabajos anteriores para componer un
puñado de buenas canciones. Y sin duda hay momentos notables en el
disco, como por ejemplo You'll
Never Find Me o
The Darkness is
Revealing, que
cuentan con
un sonido potente, directo y retorcido, que nos trae ciertos ecos de
los lejanos Life
is Peachy (1996)
y Follow The
Leader (1998),
dos de sus discos clave. También alcanzan un muy buen nivel en
Idiosyncrasy, con
un potente riff cromático de guitarra y unas dinámicas deliciosas
que lo convierten quizás en el mejor tema del disco. Finally
Free por
su parte es
la sorpresa del álbum, con un claro coqueteo hacia sonidos de tipo
jazz y chill. Sin duda horrorizará a algunos, pero personalmente me
ha resultado un tema bastante interesante. Con Hard3r
recuperan
de nuevo la retorcida agresividad que tanto nos gusta, con guitarras
y arreglos de voz inquietantes e inspirados y una producción
asombrosa, otro tema muy destacable.
Por
desgracia no todo el disco se encuentra al mismo nivel y el resto de
temas, a pesar de tener algunos momentos puntuales destacables, pasan
bastante desapercibidos. Es una lástima porque como decimos hay
buenas ideas en ellos, pero se aprecian claros fallos de composición.
En algunos temas intentan meter demasiadas ideas atropelladas en
pocos minutos, lo que resulta aturdidor y les resta carácter. ¿Dónde
quedó la directa sencillez de temas como Here
to Stay o
Blind?
La banda debería ser consciente de que dentro de su estilo muchas
veces menos es más, y querer dar tantos giros radicales en canciones
de apenas tres minutos crea una sensación de deriva y saturación,
y por tanto no terminan de atrapar al oyente. Otro fallo grave de
composición es que, aún metiendo tantas ideas y partes distintas,
lo hacen siguiendo un patrón bastante fijo y repetitivo (riff pesado
de guitarra, giro a parte lenta y melódica, medio tiempo extraño,
vuelta al riff etc etc...). Con esta constante lo que logran es hacer
a los temas indistinguibles unos de otros y en su mayor parte
olvidables. Y esto es una pena, porque hay muy buen material por ahí
que cosido de otra forma ganaría muchos puntos.
En definitiva estamos ante un disco muy disfrutable, con toda la
banda en plena forma y un sonido fabuloso. Por desgracia los fallos
apuntados en el área compositiva lastran bastante un trabajo que
podría haber destacado en lo alto de su discografía pero que acaba
quedando a mitad de tabla. Una lástima. No obstante gustará a los
fans, gana con las escuchas, no se hace pesado debido a su ajustada
duración y lo recomendamos totalmente si tienes mono del peculiar
sonido de la banda de Bakersfield.
Este texto se escribió originalmente para la web musical Diablorock: