Parece
que Till Lindemann, el icónico cantante y frontman de la banda
Rammstein, atraviesa un buen momento creativo. Tan solo medio año
después de publicar el esperado regreso de la mastodóntica banda
alemana, con todo lo que implica mover semejante maquinaria, se lanza
ahora a publicar un nuevo disco de su proyecto más personal
Lindemann, en lo que no deja de ser un curioso movimiento de
marketing, ya que precisamente este trabajo se puede ver eclipsado
por las exigencias de su banda principal. En cualquier caso no
creemos que el bueno de Till le de muchas vueltas a eso, ya que salta
a la vista que este proyecto está realizado con desenfado y sin más
pretensiones que expresarse y pasar un buen rato al margen de una
banda con las enormes presiones y exigencias como ha de ser
Rammstein.
Como
en la anterior ocasión, el disco Skills
In Pills (2015),
este
nuevo trabajo es un mano a mano entre el propio Till y el músico
sueco Peter Tägtgren (Hypocrisy, Pain). Y si en aquella ocasión
Lindemann optó por cantar en inglés, lo que ya suponía una notable
diferencia con Rammstein, en este trabajo regresa a su lengua
materna, el alemán. El cantar en alemán hace que para la mayoría
sea más complicado descifrar el contenido de sus textos, pero parece
que Till continúa explorando sus obsesiones, especialmente en el
plano afectivo y sexual, siempre bajo su ética particular y con su
peculiar sentido del humor. Till Lindemann no es que sea precisamente
un cantante de recursos ilimitados, y aunque cantando en alemán se
le vea bastante más cómodo que cantando en inglés, el tirar por
esa opción implica meterse en un estilo vocal demasiado similar al
de Rammstein. ¿Será la música entonces lo bastante novedosa para
justificar este trabajo? Pongámonos a escucharlo...
El
disco se abre con Steh
Auf, un
tema estupendo, cañero y enormemente pegadizo, que ya se mostró
como adelanto hace un par de meses acompañado de un delirante
videoclip obra del director Zoran Bihac, cuando entras dentro ya no
se te va de la cabeza. Tras este inmejorable comienzo nos llega Ich
Weib Es Nicht, otro
trallazo rompecuellos cuyo sonido recuerda bastante a lo que Till nos
tiene acostumbrados en su banda principal. Y las revoluciones no
bajan con el tercero, Allesfresser,
que personalmente me parece el mejor tema del álbum: directo,
pegadizo, con unas dinámicas y arreglos estupendos y un break que es
pura rabia. Estamos ante el tema ideal para poner a todo volumen. A
estas alturas de disco uno no puede evitar realizar las morbosas
comparaciones con el último trabajo de Rammstein, y si para bien
parece que estos temas pueden mirar a la cara a los editados con la
banda que le ha llevado al estrellato, también hay una sensación de
que son un poco «más de lo mismo». Por suerte el trabajo nos tiene
reservadas algunas sorpresas y agradables giros de timón. La primera
sorpresa llega con Knebel,
una
canción acústica con típico sabor a folk irlandés que nos
transporta de inmediato a una humeante y oscura taberna a las tantas
de la noche. Ojo a la letra porque no tiene desperdicio. Otro tema
que nos hace irremediablemente poner cara de incredulidad es Ach
So Gern,
en el que el bueno de Till se marca ni más ni menos que un tango
argentino con mandolinas y todo. En Platz
Eins
el dúo nos regala un tema electrónico de claros aires darkwave, y
en Mathematik
tejen una especie de rap extraño, en una versión más pausada e
inquietante que la remezcla que salió en diciembre del año pasado y
que causó bastante revuelo entre los fans de Lindemann, acusándole
los más airados de haberse lanzado al trap.
Llegados
a este punto podemos afirmar que estamos ante un trabajo cuanto menos
entretenido y variado. No se trata de un disco que destaque
especialmente en ningún aspecto, ni pasará a los anales de la
historia en modo alguno, ya que aunque resulte muy curioso escuchar a
Lindemann desenvolverse en otros géneros los temas en concreto no
pasan de ser meramente correctos. El disco también cuenta con una
evidente cota de relleno, como la predecible Blur
o
la pretenciosa Wer
Weib Das Schon. Pero
aún con todo lo mencionado este nuevo trabajo de Lindemann resulta
ligeramente superior a lo ya mostrado en su debut Skills
In Pills,
y cumple más que de sobra su función de entretener durante tres
cuartos de hora. Evidentemente si aprecias el trabajo de Rammstein y
los sonidos afines tienes ya bastante camino andado para disfrutar
del disco, pero en cualquier caso este F
& M merece
sin duda unas cuantas escuchas libres de prejuicios.
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