En
medio de la actual burbuja de festivales en la que promotoras y
marcas se disputan engordar sus carteles con los nombres más
importantes que les aseguren nuevos récords de asistencia, el
festival portugués de Barroselas se mantiene como un pequeño oasis
para aquellos que pretenden disfrutar de sus vacaciones festivaleras
de una forma diferente, buscando otro tipo de propuestas. El carácter
underground de su cartel, enfocado principalmente hacia el Death y el
Black, y sus cifras de asistencia, modestas si las comparamos con
otros festivales más multitudinarios (en esta edición en torno a
los cuatro mil asistentes) hacen que el ambiente sea mucho más
cómodo y familiar que el de otras ofertas y lo posicionan como un
festival de culto y quizás el más importante de la península en
cuanto a música extrema se refiere.
Este año se celebraba su vigésima edición (que se dice
pronto), y lo hacía nuevamente en Barroselas, un tranquilo pueblo de
apenas cuatro mil habitantes situado al noroeste de Portugal. Su
complejo deportivo, situado a las afueras del pueblo, era el sitio
elegido un vez más para que las hordas del averno instalaran sus
tiendas de campaña y se preparasen para disfrutar durante tres días
de las bandas más oscuras y demoníacas del panorama metalero
actual. Y hasta allí que nos fuimos para comprobar de primera mano
el estado de forma de este veterano festival así como del tipo de
música que le sirve de reclamo.
El festival consta de 15 actuaciones diarias repartidas en tres
escenarios distintos ofreciendo de esta forma actuaciones de manera
ininterrumpida desde las cinco de la tarde hasta las cuatro de la
madrugada. El cumplimiento a rajatabla de los horarios y un único
solape diario ofrecían la posibilidad de ver todos los conciertos
del cartel si eras lo suficientemente valiente y resistente para
ello. Desgraciadamente no fue nuestro caso, pero la posibilidad
estaba ahí para los más insaciables siendo algo de agradecer.
El primer escenario, que respondía al nombre de Arena, era el
encargado de abrir y cerrar las actuaciones cada día, su acceso era
totalmente gratuito y por él desfilaron bandas locales y de menor
trayectoria. Los otros dos escenarios, Dungeon y Abyss, eran de
acceso con la pulsera del festival y es donde descargaron las bandas
más importantes y reconocibles del cartel. Todos los escenarios eran
cubiertos, algo imprescindible por varios motivos, el primero de
ellos la lluvia que, debido a las fechas y la ubicación del
festival, suele ser un elemento constante en todas las ediciones.
Esta no fue una excepción haciéndose presente una vez más, aunque
por suerte solo tuvimos que preocuparnos del estado del cielo durante
la segunda jornada, el primer día y el último gozaron de un clima
bastante agradable durante el día y algo más frío por la noche
aunque soportable. Que los escenarios fuesen cubiertos también se
agradeció para ayudar a crear la atmósfera adecuada para este tipo
de bandas cuya puesta en escena se vería ligeramente mermada con
actuaciones bajo el sol y la claridad del día, en cambio de esta
forma la sensación en cualquiera de los conciertos era la de estar
asistiendo a presentaciones en sala.
Como
se ha mencionado anteriormente la comodidad fue una de las tónicas
del festival. El reciento del mismo, con sus tres escenarios, el bar
y los distintos puestos de comida y merchandising se encuentran
reunidos en un complejo deportivo, y la zona de acampada se sitúa en
el área boscosa que rodea a dicho recinto, por lo que las distancias
se volvían insignificantes. Por poner un ejemplo uno podría estar
viendo cualquier banda en las primeras filas del escenario principal
y si quisiese hacer un alto y acercarse a su tienda de campaña a por
ropa de abrigo o dinero podría hacerlo y regresar a su puesto al
frente del escenario habiéndose perdido tan solo un puñado de temas
de la banda que estuviese tocando. Las zonas de tránsito entre
escenarios eran mínimas y la anchura y profundidad de los mismos
completamente acorde con la densidad del público esperado por lo que
en ningún momento se vivieron aglomeraciones ni sensación de agobio
de ningún tipo. Era fácil y cómodo tanto entrar y salir del
recinto como moverse por las distintas áreas del mismo. La zona de
acampada por su parte era amplia y con bastante sombra al estar
situada en una zona boscosa, también estaba provista con los típicos
urinarios portátiles y dispensadores de agua que, como viene siendo
habitual, se quedaron algo justos. Destacar también que el
supermercado del pueblo, esencial para aprovisionarse de comida y
bebida de cara a los tres días de acampada se situaba a tan solo 10
minutos a pie, otro punto más que contribuyó a la comodidad de la
estancia.
El recinto del festival, aparte de los escenarios y distintos
puestos, contaba también con un par de zonas de esparcimiento y con
un bar abierto las 24 horas del día que servía de punto de reunión
y relax y que contó con toda una serie de actividades para amenizar
el tiempo. Ahí era donde se realizaban los meet & greet con las
bandas, durante los tres días miembros de Venom Inc, Aborted,
Akercoke o Inquisition fueron desfilando para firmar y saludar a sus
fans, también se realizaron charlas, juegos, proyecciones y hasta un
karaoke metalero. En resumidas cuentas el bar era el lugar más
adecuado y ameno para estar cuando querías relajarte un poco de las
brutales descargas de los escenarios.
Comentados los puntos más notorios del recinto y la
organización es momento de pasar a los conciertos. Lamentablemente
no pudimos verlos todos pero haremos un ligero resumen de las
actuaciones más destacadas de estos tres días de brutalidad extrema
y sonoridades oscuras.
Dia
1.
Los
portugueses HOLOCAUSTO
CANIBAL fueron
los encargados de abrir el festival en el escenario principal y lo
hicieron de la forma más burra posible, con una descarga atronadora
de poderoso Grind ejecutado con precisión y adornado con motosierras
y restos cercenados de animales que encendieron totalmente al
público. El sonido desde el principio fue poderoso y bien
ecualizado, algo que por suerte y salvo contados casos fue la tónica
en el escenario principal. Tras una descarga de 35 minutos sin
concesiones se retiraron dejando a su paso un reguero de sangre y
seguramente también algún nuevo fan entre el público asistente.
La
siguiente banda en saltar al escenario principal fueron los
americanos PILLORIAN,
banda formada recientemente por el ex-Agalloch John Haughm.
Comenzaron su actuación con By
the Light of a Black Sun,
primer tema de su disco de debut Obsidian
Arc
que interpretaron casi en su totalidad. La actitud fría y poco
comunicativa de la banda deslució un poco una actuación que por
otra parte fue impecable en el aspecto musical.
Pasadas
las nueve de la noche en el escenario Dungeon comenzaban su actuación
los belgas MARGINAL.
En las antípodas del Black atmosférico que nos habían ofrecido
PILLORIAN
los belgas nos obsequiaron con un torbellino de Death Crust
desenfadado y de sonido sucio que si bien en estudio no aporta nada
nuevo o relevante a la escena en directo cumple la función de excusa
para desatar los pogos entre un público que venía relajado del
escenario principal.
ABORTED
eran
uno de los cabezas del festival y de las bandas más esperadas por el
público, y desde las primeras notas de Divine
Impediment,
tema de su último disco Retrogore
con el que abrieron su actuación, aquello fue un no parar de
brutalidad y rabia. Temas como Cadaverous
Banquet
o Necrotic
Manifesto
sonaron rabiosos y amorfos, con un Ken Bedene a la batería en estado
de gracia y un Sven De Caluwe que no paraba de moverse por el
escenario y jalear a la audiencia. Sin duda el de ABORTED
fue
uno de los puñetazos más dolorosos en la cara de los asistentes al
festival.
Tras
la masacre que había tenido lugar en el escenario Abyss nos
trasladamos al Dungeon donde pudimos «relajarnos» (si dicha palabra
es aceptable en un festival como este) un poco con los alemanes THE
RUINS OF BEVERAST
y su Black/Doom espeso y atmosférico. Consiguieron hipnotizar al
respetable y arrastrarlos hacia su culto a base de ritmos densos y un
ambiente opresivo. Sin duda un privilegio poder ver a esta estupenda
banda en la que era su primera presentación en la península, no
obstante no se pueden pasar por alto un par de detalles sin los
cuales la actuación habría sido redonda. Uno es la excesiva
presencia de los bajos en la mezcla, su volumen eclipsaba todo lo
demás y hacía que cada golpe de bajo resonase en nuestra caja
torácica haciéndonos temer por nuestra integridad. Por otra parte
las labores de su guitarrista a los coros dejaba bastante que desear.
A pesar de esos detalles resultó una actuación notable que gustó
bastante a los presentes.
Tras
ellos era el turno de INQUISITION
en
el escenario principal. Era una de las bandas más esperadas por el
público si atendemos a la cantidad de camisetas de ellos que veías
desfilar entre los asistentes. El dúo colombiano afincado en estados
unidos no decepcionó ofreciendo un show de poco más de una hora en
el que dieron un repaso a toda su discografía. Temas como From
Chaos They Came, Desolate Funeral Chant o Command of the Dark Crown
sonaron terroríficos. Es increíble como Dagon se las basta él
solito para llenar con su presencia todo el escenario mientras nos
tortura sin descanso con esa peculiar voz de ultratumba (uno de los
elementos más reconocibles de la banda) y su trabajo a la guitarra,
lleno de riffs de rabioso Black adornados con todo tipo de trucos en
la palanca de vibrato. Sin duda fueron uno de los triunfadores del
día.
El
agotamiento nos hizo prescindir de los Thrasheros ANTICHRIST,
pero sí llegamos a tiempo para ver la actuación de MASTER,
la mítica banda de Thrash/Death Estadounidense formada en 1983 por
el carismático Paul Speckman. Dieron lo que se esperaba demostrando
sus tablas en una actuación impecable y sin descanso de ritmos
Thrash en la que cayeron mazazos como Slave
to Society, con
Paul llevando el peso de la actuación, perfectamente respaldado por
Alex Nejezchleba a la guitarra y Zdenek Pradlovski a la batería. Un
cierre más que digno a las actuaciones en el escenario principal.
Eran
ya casi las tres de la madrugada, el agotamiento y las sustancias
ingeridas hacían mella, pero aún así hicimos acopio de fuerzas y
neuronas para arrastrarnos hasta el escenario Arena para presenciar a
THE OMINOUS CIRCLE,
una
banda de la que no sabía nada excepto que eran portugueses y que
describían su estilo como Blackened Death Metal. La cosa comenzó a
ponerse interesante cuando en un escenario convenientemente adornado
con candelabros aparecieron cinco tipos con pinta de extraños monjes
sin cara armados con guitarras de ocho cuerdas. A partir de ahí fue
como si el demonio Choronzon te echase su apestoso aliento en la
cara. Riffs de guitarra densos de afinación ultra grave, Blast Beats
frenéticos y un cantante que se retorcía como un alma torturada.
Con tan solo un disco en el mercado, el bestial Appaling
Ascension,
editado recientemente, y una puesta en escena bastante cuidada en la
que incluso sacaron un traga fuegos nos encontramos ante una banda
que tiene muchas papeletas para abrirse camino entre los fans de
gustos más extremos. Una banda que conviene no perder de vista y sin
lugar a dudas una de las grandes sorpresas del festival.
Aún quedaba un último concierto en el escenario Arena, pero
optamos por abandonarnos totalmente a la locura y perdernos por el
bosque.
Dia
2.
Las
pocas horas de sueño junto con la infernal resaca hicieron que no
tuviésemos valor para entrar al recinto de conciertos hasta pasadas
las siete de la tarde, justo a tiempo para ver a COBALT.
El dúo americano formado por Erik Wunder y Charlie Fell,
transformado en cuarteto de cara a las presentaciones en directo,
ofreció una poderosa descarga de Black Metal con tintes Sludge e
incluso Groove que dejó muy buen sabor de boca en una audiencia que
se fue calentando progresivamente a medida que avanzaba un set list
centrado en su último disco Slow
Forever. Charlie
Fell se echó sobre los hombros todo el peso escénico del show y no
paró de moverse, gesticular y realizar extrañas posturas acaparando
todas las miradas de un público que no paró de mover la cabeza
durante la hora escasa que duró su contundente actuación.
DEAD
CONGREGATION fueron
los siguientes en saltar al escenario principal. El combo griego eran
otra de las bandas más esperadas entre los asistentes al festival y
eso se notó en la buena afluencia de un público totalmente
entregado desde el primer momento. La banda, con una actitud fría y
estática, fue desgranando sus brutales temas sin descanso,
destacando por encima de todo la labor de Vagelis Voyiantzis a los
parches que ofreció una clase magistral de recursos que dejó a todo
el mundo con la boca abierta.
En
el escenario Dungeon DARVAZA
ofrecieron
un concierto que pasó sin pena ni gloria debido a su sonido
irregular y a su Black Metal no excesivamente inspirado, no llegamos
a verlos acabar y nos fuimos a coger sitio para uno de los platos
principales del festival.
VENOM
son,
sin duda, una banda legendaria en la historia del metal. El trío
británico formado a comienzos de los 80 por Cronos, Mantas y Abbadon
puede presumir de haber influenciado a miles de bandas posteriores en
todos los ámbitos del metal y hay voces que incluso señalan su
disco Black Metal
del 82 como el momento de nacimiento del género. Pero como es a
veces habitual en carreras tan dilatadas los cambios de formación y
desavenencias entre sus miembros han estado a la orden del día y, en
este caso, han propiciado que a día de hoy tengamos dos bandas
distintas girando por el mundo presumiendo del mismo legado. Por un
lado tenemos a VENOM
propiamente
dicho, con Cronos al frente de la formación, y por otro lado a VENOM
INC la
banda que actuaba en esta edición de Barroselas y en la que militan
Mantas y Abbadon junto a The Demolition Man encargado del bajo y las
voces. Esto condicionó a algunos y por supuesto no faltaron los
típicos puristas amargados entonando el mantra «No Cronos, No
Venom», pero aquellos dispuestos a disfrutar con lo que hay lo
hicieron de sobra en una actuación enérgica y profesional que se
abrió con Rip
Ride
y se cerró, una hora más tarde, con Countess
Bathory. El
set list estuvo compuesto únicamente por clásicos de sus primeros
discos, haciendo especial hincapié en el mencionado Black
Metal. Destacó
el buen estado de forma de Mantas, tanto físico como técnico, y fue
el que llevó el peso de la actuación moviéndose constantemente y
animando al público a la vez que escupía riffs legendarios uno tras
otro. VENOM INC
dieron
lo que se esperaba de ellos y, excepto los puristas, ningún fan
salió decepcionado de la cita.
Tras
un nuevo descanso y otro concierto perdido llegaba uno de los
momentos más esperados. ORANSSI
PAZUZU se
subían al escenario rozando la medianoche para meternos a todos en
su peculiar burbuja de Black Metal Psicodélico. La formación
finlandesa va poco a poco ganando adeptos y escalando posiciones
gracias a una discografía impoluta coronada por su sobresaliente
último disco Värähtelijä
que venían presentando dentro de su gira europea. Por desgracia la
de Barroselas no fue la mejor de sus noches. Por una parte gran parte
del público no los conocía y su propuesta, espesa, hipnótica y que
bebe más de grupos progresivos y ambient que de Black Metal
propiamente dicho descolocó a algunos e incluso aburrió a otros que
venían de cabecear con riffs de guitarra veloces y dobles bombos y
se encontraron con algo totalmente distinto. Por otra parte el sonido
tampoco estuvo a la altura, las guitarras, ya de por sí saturadas de
efectos, estaban demasiado altas, eclipsando totalmente la labor de
la voz y los teclados, y eso hace mella en un grupo como este en el
que los detalles lo son todo, por poner un ejemplo en el tema Lahja
las
inquietantes campanitas que son uno de los elementos más
característicos e importantes de la atmósfera del tema eran
inaudibles. La banda se mostró enérgica en todo momento, sin parar
de balancearse de un lado a otro y acercarse a las primeras filas. El
concierto complació de sobra a los seguidores del grupo pero
seguramente decepcionó a aquellos que no conocían a la banda.
Con
las fuerzas bajo mínimos tras dos jornadas de depravación nos
preparamos temblorosos para recibir otra patada en la cara de la mano
de EXTREME NOISE
TERROR. La
legendaria formación británica castigó a los asistentes con una
brutal descarga de crust punk que puso el escenario principal patas
arriba, se sucedieron los pogos y stage diving entre el público
mientras la banda lanzaba hit tras hit con una actitud enérgica y
completamente desenfadada. Dean y los suyos terminaron de exprimir
las pocas fuerzas que nos quedaban y nos dejaron agotados en medio de
una noche fría y lluviosa.
Dia
3.
Con
energías renovadas y el cielo despejado nos dispusimos a darlo todo
y afrontar el último día de festival. Las actuaciones en el
escenario principal se abrían de forma demoledora con los españoles
AVULSED,
la veterana banda de Death Metal regresaba a un festival del que
fueron cabezas de cartel en su primera edición del ya lejano año
98. Al público le costó un poco arrancar, pero la entrega y el buen
hacer de la banda en temas como Breaking
Hymens
o Addicted to
Carrion
acabaron contagiando a los espectadores que empezaron a moshear
tímidamente, momento que aprovechó el cantante Dave Rotten para
mezclarse entre el público y planear un wall of death, tras ese
necesario empujón el público se animó totalmente y aquello fue una
fiesta hasta el final. Gran actuación de esta banda que celebra 25
años dedicados al puro Death Metal sin contemplaciones.
También
dieron una demostración de poder los gallegos MARTHYRIUM
en
el escenario gratuito. El trío gozó de un sonido brutal, por encima
de la media de lo que se venía escuchando en ese escenario. Su
actuación fue enérgica y contundente pero por desgracia no pudimos
disfrutarla en su totalidad ya que se solapó con otra banda que
también teníamos muchas ganas de ver, NADER
SADEK, y
tuvimos que repartir el tiempo entre ambas. Con una curiosa puesta en
escena y el escenario cubierto de ramas secas que simulaban una
especie de bosque tenebroso el músico egipcio dio otro gran recital
respaldado por una banda solvente y compacta en la que destacó su
guitarrista Tom Geldschläger, miembro también de Obscura, todo un
virtuoso que dio una lección de trucos y recursos propios del shred.
Pasadas
las nueve de la noche hacían acto de presencia CORPUS
CHRISTII en
el escenario Dungeon. Este combo de Black Metal son una de las
formaciones más queridas del underground portugués y se notaba
perfectamente que jugaban en casa, con un público totalmente
entregado que disfrutó y coreó todos los temas. Por desgracia no
les acompañó el sonido y los niveles estaban demasiado bajos
comparados con otras bandas, pero eso no amedrentó a su carismático
frontman Nocturnus Horrendus que dio toda una lección de presencia
escénica y saber hacer. Temas como All
Hail Master Satan
con todo el público enfervorizado, coreando la letra y elevando los
brazos al cielo con la señal de los cuernos hicieron que fuese uno
de los conciertos más satánicos del festival.
La
brutalidad continuó con AKERCOCKE
en
el escenario principal. La banda inglesa y el festival tienen una
relación de cariño y respeto mutuo y eso se notaba en la actitud de
los músicos, en especial un Jason Mendoça al que se veía
entusiasmado por pisar una vez más el escenario grande del festival
portugués. Su Death/Black progresivo y altamente técnico sonó
demoledor. Interpretaron clásicos como Zuleika
o A Skin for
Dancing,
y también cayó alguna sorpresa en el set list como Enraptured
by Evil y
un tema nuevo llamado Despair.
Un
gran concierto que seguramente no será el último de la banda en
Barroselas, más aún teniendo en cuenta que preparan disco nuevo
para agosto tras nada menos que diez años desde su último
lanzamiento.
A
medianoche por fin llegaba el que para muchos era el gran momento del
festival, los noruegos MAYHEM,
una banda totalmente legendaria tanto en lo musical, al ser uno de
los pilares en los que se asienta el Black Metal, como en lo extra
musical, con una biografía que parece sacada de una novela y que
incluye suicidios, asesinatos, extrañas portadas y todo un sin fin
de detalles escabrosos. Se ve que las ganas y el morbo por ver a la
banda eran altos y fue sin duda la actuación que reunió a más
publico ante el escenario principal. Como principal reclamo venían
en una gira en la que están interpretando en su totalidad su álbum
de debut De
Mysteriis Dom Sathanas, considerado
por muchos su obra maestra. Su puesta en escena resulto totalmente
teatral, con los miembros vestidos de monjes, altares con velas,
calaveras y sangre (esperamos que falsas) y Attila vestido como una
especie de papa salido de las profundidades del infierno. Como viene
siendo habitual este exceso de clichés entusiasmó a muchos e
indignó a otros que lo consideraron excesivo y dantesco. En lo
musical estuvieron impecables, con un gran sonido y ejecución. Poco
comunicativos con el público como era de esperar, algo que no
importó en absoluto teniendo en cuenta la carismática presencia de
Attila o Necrobutcher y el buen hacer del incansable Hellhamer.
Ofrecieron un show intenso pero algo frío en el que interpretaron el
mencionado disco en orden sin ninguna pausa o discurso intermedio
para acto seguido retirarse bajo una gran ovación.
Con
las fuerzas ya bajo mínimos nos trasladamos al Dungeon para
presenciar a los americanos LICH
KING,
su Thrash Metal ochentero, furioso, veloz y sin pretensiones sirvió
perfectamente para animar a aquellos que habían salido un poco
decepcionados del concierto anterior y desencadenó todo tipo de
pogos entre una audiencia encantada.
Entonces
llegó uno de los momentos más mágicos del Festival, STEELHARMONICS
eran
los encargados de poner el broche de oro y cerrar el escenario
principal ante una multitudinaria audiencia que se volvió totalmente
loca. Y no estamos hablando de una banda de Black, ni de Death, ni de
Thrash, no, STEELHARMONICS
era
una orquesta filarmónica de vientos portuguesa compuesta por cerca
de una cincuentena de músicos que bajo la batuta de su director se
dedicaron a interpretar clásicos del metal. La gente se volvió loca
y aquello se convirtió en una enorme fiesta. Y es que es muy difícil
no entusiasmarse cuando tienes delante tuya a toda una orquesta
tocando temas míticos como Painkiller
de Judas Priest, Raining
Blood
de Slayer o Ace of
Spades
de los añorados Motörhead. Fue asombroso vivir esa comunión entre
dos géneros erróneamente considerados dispares como son la música
clásica y el metal, como asombrosa fue la consiguiente reacción del
público. Sin lugar a dudas no pudo haber mejor forma de cerrar el
festival y sin duda se llevaron la mayor ovación de los tres días.
Aún quedaban un par de conciertos y música hasta el amanecer,
pero tras tres días de música extrema, juerga, violencia y
escasísimas horas de sueño solo pudimos retirarnos a nuestro ataúd
como vulgares gusanos, con una sonrisa en el rostro y el deseo de que
este estupendo festival dure, como mínimo, otros veinte años más.
De momento nosotros volveremos el año que viene, sin ninguna duda.
Crónica publicada originalmente en la web musical DiabloRock:
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