Coincidiendo
con el 25 aniversario de la publicación de su primer disco los
gigantes suecos Meshuggah nos presentan su octava obra The Violent
Sleep of Reason, sin duda uno de los discos más esperados del año
dentro de la escena metálica extrema y progresiva.
En
estos veinticinco años la banda se ha mantenido como una rara
avis dentro del panorama musical, con una modesta repercusión
mediática pero facturando discos innovadores y experimentales que
los han convertido en banda de culto idolatrada en el underground y
totalmente respetada dentro del metal. Su sonido y personalidad
únicos han influenciado a innumerables bandas hasta el punto de dar
a luz un nuevo subgénero dentro del metal, el llamado Djent, que
engloba a bandas como Periphery, Tesseract o Vildhjarta que no dudan
en nombrar a los suecos como los padres espirituales del estilo.
Así
las cosas no es de extrañar la expectación con la que se recibe
este nuevo trabajo para ver qué nuevas posibilidades pueden abrir
dentro de su personal concepción sonora. El resultado podemos
afirmar que no decepcionará a ninguno de sus seguidores. Estamos
ante un disco feroz, con un desarrollo técnico asombroso y lleno de
rabia que los sitúa un paso por delante de imitadores y discípulos
y que despeja totalmente las dudas de aquellos que se sintieron
ligeramente decepcionados con su anterior obra Koloss (2012)
que, si bien era un disco notable, empezaba a mostrar ligeros signos
de repetición y cansancio en las composiciones.
Quizás
buscando esa frescura han optado por facturar un disco novedoso,
cambiando en varios puntos su método de trabajo respecto a lo que
venían haciendo anteriormente. El primer cambio lo apreciamos en los
créditos compositivos de los temas. Si bien hasta ahora la
responsabilidad compositiva recaía principalmente en los
guitarristas de la banda Fredrik Thordendal y Marten Hagstrom, nos
encontramos con que este The Violent Sleep of Reason ha sido
compuesto casi en su totalidad por el batería Tomas Haake y el
bajista Dick Lovgren. Especialmente curioso el caso de este último
(bajista de la banda desde 2004) que ha pasado de no tener hasta
ahora crédito compositivo en ningunos de los temas de la banda a
firmar 6 de los 10 cortes del disco junto a Haake. Esto da como
resultado un disco muy enfocado a su aspecto rítmico, con un groove
demencial y endiablado durante todo su recorrido y muy especialmente
en los temas Clockworks, MonstroCity y The Violent Sleep of
Reasons. El trabajo de Tomas Haake a la batería es totalmente
asombroso y la escucha de cualquier tema del disco deja claro por qué
está considerado uno de los mejores baterías de la actualidad. La
entrada en el plano compositivo de Lovgren hace que el bajo esté
también más presente y los riffs monolíticos que veíamos en temas
del anterior disco como Demiurge o I am Colossus han
sido sustituidos por lineas más serpenteantes y jazzisticas fruto
sin duda de Lovgren. Las guitarras aunque no tan determinantes siguen
cumpliendo de sobra su función, tanto los inquietantes y monstruosos
riffs de Hagstrom como los caóticos solos de Thordendal siguen
estando presentes y campan a sus anchas pero como decimos ya no son
tan determinantes.
La
otra gran novedad desde el plano de producción viene del método de
grabación ya que la banda afirma que el disco ha sido grabado en
vivo, con todos los miembros de la banda juntos en el estudio, algo
que no hacían desde su primer disco. Pretendían así conseguir un
sonido más orgánico, directo y honesto, y vaya si lo han
conseguido. El disco suena justo así, directo e imponente, seguro,
amenazador, tenso, violento.
Meshuggah
nunca han sido de dar facilidades al oyente en ningún aspecto y en
este disco sin duda siguen esa tendencia y se podría decir que
incluso la exageran haciendo que sea un disco menos accesible que los
dos anteriores y acercándose más a las vías que habían abierto
con Catch 33 (2005) y el EP I (2004), que huye
totalmente de lo predecible y en el que la complejidad de algunos
pasajes requerirá de toda nuestra atención. Un disco de los de
revisar y estudiar, realizado por músicos de alto nivel y que se
disfruta escuchado con calma para desentrañar todas sus capas. Una
obra que funciona como una unidad y en la que no sacarás singles
facilones para cabecear o amenizar las fiestas, esto es un viaje
oscuro y violento.
Los
que nunca hayan pillado el punto a esta banda difícilmente cambiarán
de parecer con este disco más allá de asombrarse de la pericia
técnica de sus componentes, por contra los fieles y estudiosos
disfrutarán como nunca de uno de los trabajos más sólidos que nos
han ofrecido los suecos en estos 25 años siempre a la vanguardia,
siempre un paso por delante.
Publicado originalmente en la web musical DiabloRock:
No hay comentarios:
Publicar un comentario