Masaccio: Adán y Eva expulsados del Paraíso.

miércoles, 21 de marzo de 2012

TRES MELONES CAYENDO A PLOMO



Bueno, aquí estoy otra vez frente a la jodida pantalla en blanco. Llevo varios días sin escribir nada, no me gusta forzar las cosas, me gusta verme a mí mismo como un simple intermediario, pensar que las palabras vienen cuando les da la gana y, simplemente, pasan a través de mí, es un pensamiento romántico que utilizo, seguramente, para justificar mi pereza, Stephen King decía que uno no es escritor hasta que no se acostumbra a escribir un mínimo de horas al día, eso me aleja de su concepción de escritor, por otra parte, nadie me paga por ello así que me puedo permitir hacerlo cuando me da la gana, cuando es inevitable, como ahora. Ahora me apetece escribir. Alguien dijo también que toda la literatura trata o del amor o de la muerte, de hecho uno de los primeros libros que me leí de forma seria fue “El amor, las mujeres y la muerte” de Arthur Schopenhauer, si no llega a ser por ese libro y por la mujer que me lo recomendó (una profesora de filosofía) yo no estaría aquí escribiendo esto.
Me apetece escribir sobre las mujeres, es un tema recurrente, ya he escrito sobre ello en otras ocasiones, es un tema que da mucho de sí porque ¿acaso hay alguien que las entienda? Yo, desde luego, no. Sólo sé que me gustan, me interesan, las adoro y las odio por igual. Siempre he estado rodeado de mujeres, me crié rodeado de mujeres, mi padre salió corriendo y me dejó solo con ellas, el muy cabrón. Lo pasé muy mal en mi juventud por su culpa, las mujeres que me criaron, mi madre y mi hermana, me sacaban de quicio, y el resto de mujeres, las que me quería follar, pasaban de mí. Mi gran timidez, provocada por mi personalidad melancólica y solitaria, me impedía tratar de seducirlas, con lo cual tardé mucho en ser desvirgado, lo que me provocó un sinfín de traumas, fue una época dura, muy dura, y no hablo solo de mi permanente y solitaria erección constante. Por suerte todo cambió y a día de hoy puedo decir bien alto que casi todas mis fantasías sexuales se han llevado a cabo con éxito. He visto mi esperma resbalando por bocas, culos y coños, he estado con rubias, con morenas, con castañas y pelirrojas, me he follado a gordas, delgadas, altas y bajas, me he follado a chicas poco agraciadas debido a mi desesperación del momento alimentada por el alcohol y también he estado con una modelo de esas por las que todos babeáis. He estado con pijas, chonis, metaleras, góticas... Recuerdo a todas y cada una y siempre he intentado tratarlas bien. Me encantan las mujeres, me encanta follármelas, me encanta darles placer, recrearme recorriendo sus cuerpos. Es curioso, a los hombres, cuando estamos juntos, nos encanta hablar sobre nuestras proezas sexuales, todos tenemos la polla gigantesca y podemos estar horas y horas provocando multitud de orgasmos en ellas, pero, hablando con mujeres, me he dado cuenta que la mayoría de tíos son unos patanes en la cama. Yo tengo fama de ser buen amante y no creo que sea difícil, no tengo una polla gigantesca, de hecho la tengo tamaño estándar, la clave es no ser egoísta, ser egoísta no lleva a nada en la vida, en ningún aspecto. Lo primordial cuando estás en la cama con una mujer es desear su placer, para mi el 80% de mi propio placer es ver que ella se lo está pasando bien, puedo contar con los dedos de una mano las veces que me he acostado con una chica y no he hecho que se corra, una clave es saber comerles el coño, a todos los chicos nos gusta que nos la chupen , incluso hay algunos que lo prefieren a la penetración, pues bien, entérate, a ellas también les gusta, así que baja ahí e intenta hacerlo lo mejor que puedas, no pasa nada si es la primera vez y no tienes ni idea, recréate en tu labor, explora, fíjate en su reacción, prueba distintas velocidades, succiona, lame, varía el ritmo, se cariñoso y tierno y luego vuélvete un animal despiadado, haz que te mire, mírala a los ojos, que vea que estás entre sus piernas, comiéndole el coño, que vea que te gusta, que quieres matarla. Otro factor clave es la duración, considero de mal gusto que un tío se corra antes que una tía, por supuesto es difícil, a veces les cuesta llegar, pero tu espera cabronazo, aunque te cueste, ya te costará menos, es algo que se aprende con la práctica. Cuando me desvirgaron duré solo unos pocos segundos, recuerdo ese momento de pánico. Ahí estaba yo, como ya he dicho tardé más de lo normal en estar con una chica, y, cuando ese momento llegó estaba excitadísimo, ¡por fin iba a follar! Recuerdo ese primer coño mirándome, esperándome ansioso, recuerdo mi mano temblorosa mientras me colocaba el condón, me puse encima y ella guió mi polla, de repente estaba dentro, ¡estaba dentro! Bueno, ¿y ahora qué? La saqué y volví a meterla, otra vez, otra, y, ¡zas! Empecé a correrme. Ahogué mis gemidos porque estaba muerto de vergüenza, se supone que eso no había hecho más que empezar y yo ya había llegado a la meta, intenté continuar como si no hubiese pasado nada pero empezó a bajarse la erección, hay tíos que pueden correrse y seguir como si nada, pero yo no soy de esos, puedo echar cincuenta polvos seguidos, pero necesito un breve descanso entre ellos, continué bombeando pero notaba mi polla cada vez más flácida, ¿qué cojones podía hacer? Entonces se me ocurrió fingir mi orgasmo, me puse a gemir y aullar y luego me quedé inmóvil, nunca olvidaré la reacción de ella y sus palabras.
-¡¡¿¿Ya??!!
Sí, justo lo que un eyaculador precoz y primerizo necesita oír para sentirse mejor. Había sido vergonzoso, ridículo, y eso que en realidad el polvo había sido aún más corto de lo que ella sospechaba.
-Si tía, lo siento, lo siento, es que, estaba demasiado excitado.
-Ay pobre, no te preocupes, no pasa nada.
Me abrazó y empezó a acariciarme el pelo con ternura, pero yo sabía que estaba mintiendo, que solamente trataba de ser comprensiva pero que le había resultado una terrible decepción, ni siquiera me atreví a confesarle que había sido mi primera vez, debí haberlo hecho, se habría sentido especial y habría quitado hierro al hecho de que había sido un polvo de mierda. Por suerte luego aprendí ciertas técnicas, hay posturas en las que se puede aguantar más, debes escuchar a tu cuerpo, variar el ritmo, y si ves que no puedes aguantar más sácala y empieza a comerle el coño, eso te dará tiempo para relajarte y volver a la carga, también puedes pensar en otra cosa mientras la penetras, en tu abuela muerta, en la alineación del betis, en cosas tristes... Controla la respiración, entona el ohm y, si no puedes más, vuelve a bajar al pilón, pero espérala. Ha habido chicas que me han confesado que era la primera vez que se corrían, una incluso se echó a llorar, me parece algo muy triste y tremendamente despreciable para con mi género, se supone que esto es un juego de dos así que intenta no ser egoísta, además, desde un punto de vista egoísta, el dejar satisfecha a una mujer te garantiza que volverá a por más así que no seas tonto.
Me encanta follar, me gustaría follarme a todas las tías de la tierra y hacer que todas se corriesen, pero hay veces que no puedes hacerlo, yo ahora mismo no puedo, porque estoy comprometido, conocí a una que me tiene fascinado, creo, sinceramente, que es la chica más fascinante con la que me he topado nunca, me gusta todo de ella y no necesito más y, aunque a veces no la veo durante días y no puedo evitar que mi cabeza se gire al ver un buen cuerpo pensando lo calentita y cómoda que estaría mi polla en su interior, debo contenerme porque no quiero ser un cabrón mentiroso, es lo que conlleva un compromiso. Las relaciones son todo un mundo a parte, en eso no soy un experto ya que únicamente he estado comprometido dos veces, pero ambas he sido fiel, y es jodido, hay que luchar contra los deseos de meterla constantemente en otros coños, también hay que luchar contra la paranoia y los celos, no soy una persona excesivamente celosa pero muchas veces me asalta la duda, sobretodo cuando estoy borracho perdido y ella está lejos. Si hemos discutido la paranoia crece aún más, me pongo a pensar “¿estará ella ahora mismo follandose a algún camarero? Quizás se ha encontrado con algún antiguo amante y quieren recordar viejos tiempos. Puede que esté borracha y, como hemos discutido, me odia y quiere darme una lección. No es más que una puta.” Ese tipo de cosas. Además he tenido malas experiencias que no ayudan, no me han puesto los cuernos muchas veces, dos que yo sepa, lo cual no es excesivo, pero me he encontrado con chicas que eran unas auténticas putas. Una vez estaba en un festival de rock y había una tipa que estaba como loca por follarme, me insistía para que nos metiéramos en mi tienda de campaña y diéramos rienda suelta a nuestra lujuria mientras su novio estaba durmiendo en su tienda, ajeno a todo, sin sospechar que la zorra de su novia se moría por chuparme la polla mientras el soñaba con el amor eterno, también me he liado con chicas que luego me han confesado que su novio las esperaba en casa, o incluso con chicas que se han liado conmigo en los baños de una discoteca para acto seguido salir de allí como si hubiesen echado una inocente meada y abrazar a su novio, auténticas zorras. Ahora mismo estoy leyendo un libro, los “Diarios secretos de sexo y libertad” de Rafael Fernandez, en el libro el protagonista nos cuenta sus aventuras como camarero de una discoteca en una zona turística y cuenta cosas realmente espeluznantes, chicas que mandan mensajes por el móvil a su novio diciendo que ya están cansadas y a salvo en el hotel y que se van a dormir, y que los echan de menos y los quieren, dicen eso justo antes de desnudarse y comerle la polla al protagonista de la historia. Esas cosas marcan profundamente. Recuerdo una entrevista con un tío que trabajó de roadie para Motley Crue, uno de los grupos más importantes y excesivos del hard rock, el tipo decía que había visto infinidad de cosas lamentables, chicas que se montaban en el autobús de gira y se follaban a la banda mientras sus novios esperaban fuera pensando que solo estaban pidiendo un autógrafo, decía que había visto tantas cosas así que tardó años en confiar en las mujeres y verlas como algo más que putas. Tristemente creo que la mayoría de gente es así, y no puedo entenderlo, ¿para qué se comprometen entonces? Si quieres follar con otras personas se puede hablarlo y, quizás, llegar a un acuerdo, eso es lo que yo hice, y me costó mi primera pareja, pero al menos no me burlé de ella. Reconozco no obstante que es difícil no cagarla, somos animales y los instintos primarios pesan mucho, yo a veces lo he pasado bastante mal, momentos de estar más salido que el Everest, con mi chica lejos, muy lejos, y con jovencitas ofreciéndoseme sin cesar, es un fenómeno extraño, pero cuando tienes pareja las chicas parecen caer del cielo como fruta madura lista para ser devorada, supongo que la gente comprometida segrega algún tipo de feromona excitante o algo así, en el libro anteriormente citado también se habla de este extraño fenómeno, uno de los personajes, Saki, llega a la conclusión de que se debe a un cambio en la mirada, que al tener pareja y follar habitualmente uno ya no mira a las chicas como “un gilipollas patoso desesperado por follar” Es una teoría perfectamente posible, en cualquier caso el destino te prueba y depende de la ética de cada uno la manera de actuar, yo no soy quién para dar lecciones de moral, pero considero el engaño de mal gusto, así de simple. Siempre hay tiempo de follarte a otras cuando tu pareja habitual te deje, o la dejes tú, algo que, tarde o temprano, pasará. Yo personalmente no creo en el amor eterno, eso saca de quicio a mi pareja actual, pero vengo de una familia desestructurada y es una idea que tengo demasiado metida en mi psique. Como he dicho mi padre salió por patas, tuve un padrastro, pero también se largó, así que tengo poca fe en las relaciones duraderas, porque es lo que he visto desde pequeño, aunque quizás me equivoque, al fin y al cabo yo no se nada de nada aunque tenga ciertas teorías, por mi parte estoy de acuerdo con las tesis que expresa Beigbeder en su libro “El amor dura tres años” cuyo título ya es bastante explícito, y aunque el propio Beigbeder reniega de sus postulados al final del libro, quizás para huir de su propia visión decadente, de momento mi experiencia hasta ahora ha sido esa, ya veremos a ver qué pasa.
El caso es que justo antes de escribir esto he estado masturbándome pensando en mi novia. Estuve con ella hace unos días, habíamos estado follando y nos pilló la hora, ella se debía largar porque había quedado con su familia para celebrar el día del padre, es una fiesta que yo no celebro, el caso es que no encontrábamos sus bragas, se habían perdido entre las mantas, ella se fue nuevamente, al final se largó con uno de mis calzoncillos puestos, no la veré hasta el viernes, lo bueno es que finalmente conseguí encontrar sus bragas, las tengo desde entonces colgadas en la pared, como un trofeo, esperando su regreso, la echo mucho de menos, añoro su cuerpo, su olor. Hace un rato estaba salido y triste así que me coloqué sus bragas sobre la cabeza, como si fuesen un antifaz, aspirando el aroma de su coño, y así, de esa guisa, estuve masturbándome tumbado en la cama mientras mi gatita tuerta me miraba con su único ojo intentando descifrar qué coño estaba haciendo, o confirmando lo que seguro ya sospecha, que su amo es un puto demente. Mierda Paula, que sepas que te extraño.
He hablado de mi chica en otros relatos, también le dediqué uno a una amante que tuve, ahora voy a relatar una aventura que me ocurrió con una chica con la que estuve unos meses, se llamaba Sofía.
La conocí un día de borrachera. Siempre conozco a las mujeres los días de borrachera, supongo que eso significa que no puedo esperar mucha cordura de lo que venga después. Jamás conocí a ninguna mujer en la biblioteca, ni en el supermercado, ni en una parada de autobús. Hablé un rato con ella, me fijé inmediatamente en sus ojos, eran unos preciosos ojos azules que llamaban bastante la atención. También me fijé en todo lo demás, estaba bastante buena, tenía un señor cuerpazo, con todo en su sitio, ya se había enrollado con uno de mis amigos y se rumoreaba que estaba mal de la cabeza, eso también llamó poderosamente mi atención, estuvimos charlando en la barra un rato, ella estaba bastante pedo, quería volver a enrollarse con mi amigo, yo intentaba disuadirla para quedármela para mi, pero no parecía conseguirlo, ella estaba obsesionada con mi amigo, pero el pasaba de ella porque decía que estaba loca. Finalmente fue a hablar con el, a intentarlo una última vez, pero el pasaba de ella, los veía hablando desde mi posición en la barra, mi colega debió decirle algo que la hirió y se largó humillada del garito, ni siquiera se despidió de mí, bueno, suele pasar. Pensé que mi colega era el que estaba loco por rechazar a una chica así, pero bueno, también suele pasar. Volví a mi posición inicial de derrota sobre la barra, enfrascado en las lineas de mi botella de cerveza, entonces giré la cabeza y lo vi a mi lado. La chica se había dejado el bolso en la barra. Era mi jodida oportunidad, un regalo caído del cielo en forma de bolso. Lo agarré y salí detrás de ella, cuando me percaté de lo que había hecho volví sobre mis pasos, ¡me había dejado la cerveza entera! La agarré y me la bebí de un trago, acto seguido, ahora sí, salí detrás de ella. En la calle no logré encontrarla, ¿dónde se habría metido? Empecé a dar vueltas intentando encontrarla sin éxito, finalmente me rendí, me senté en un bordillo, abrí el bolso y empecé a hurgar entre sus cosas buscando algún número de teléfono, sorprendentemente no encontré ninguno, me fijé en sus carnets, la verdad es que en las fotos salía con pinta de colgada, miré en su monedero, no había dinero. Me largué a continuar con mi borrachera con su bolso a cuestas. Continué bebiendo intentando no perderlo. Acabé borracho como siempre pero conseguí no perder el bolso, finalmente me dio el bajón y decidí que ya era momento de retirarse, me fui camino a mi cuartucho, el típico viaje de vuelta en mitad de la noche, gente borracha tirada por los suelos, parejas discutiendo, gente potando y llorando, los esquivaba siguiendo mi propio camino, cargando con mi cruz, entonces la vi ahí en medio, sentada en una esquina.
-¡Hey! oye tía, te he estado buscando toda la noche, mira, tengo tu bolso.
-¡Hostia, joder, menos mal, pensaba que lo había perdido!
-Pues ya ves.
-¡Gracias, muchísimas gracias!
Me abrazó fuertemente, luego cogió su bolso y revisó su interior.
-Espero que no te falte nada.
-No, no, está todo, joder, muchas gracias, muchísimas gracias.
-No hay de qué joder, oye, ¿a dónde vas ahora?
-Me voy a casa.
-¿No te apetece tomarte la última?
-No, no, me piro ya, ha sido una noche muy larga, gracias por el bolso.
-De nada tía.
-Ya nos veremos.
-Eso espero.
La vi alejarse, iba haciendo eses, estuve pensándolo, finalmente me decidí y fui nuevamente tras ella.
-Oye, te acompaño a casa si quieres.
-Vivo un poco lejos.
-No importa, así me aseguro de que no te pase nada.
-Joder, qué majo eres.
Fuimos caminando hasta su casa, tenía razón, vivía a tomar por culo, pero fue un viaje entretenido, íbamos charlando y riendo.
-Es aquí.
-Sí que estaba lejos.
-Te lo dije, me da palo que ahora tengas que volver tu solo.
-Pues acompáñame, luego te acompaño yo a ti otra vez.
-Jajajaja.
Nos quedamos mirándonos un rato en el umbral de su puerta, finalmente me lancé e intenté besarla, me apartó.
-Espera, quiero darte algo, ¿me esperas aquí un momento?
-¿Darme algo, el qué?
-Un regalo, ya verás, te gustará, espera un momento.
Se largó, yo me quedé ahí extrañado, ¿un regalo? Yo no quería ningún puto regalo de mierda, quería mirar hacia abajo y ver esos tremendos ojos azules mirándome mientras me chupaba la polla. Esperé un rato sin saber si volvería o me estaba tomando el pelo, cuando estaba a punto de largarme vi cómo salía del ascensor sonriéndome, llevaba algo en la mano, salió del portal.
-Toma, para ti, por cuidar de mi bolso.
-¡Oh, dios mío, pero esto, esto, joder, joder!
-Jajajaja, es que he visto el parche que llevas en la chupa, ¿te gusta?
-¿Que si me gusta? ¡Dios mío, esto es increíble!
-Jajajaja, bueno, ahora me largo, ya nos veremos, gracias por todo.
Se largó y me dejó allí, estaba amaneciendo, yo estaba fascinado, esto era mejor que todas las mamadas del mundo, mejor que cualquier polvo apresurado en un portal, me había dado, atención.... EL PUTO RUST IN PEACE DE MEGADETH EN VINILO.
Por si eres un gilipollas que ha tenido toda la vida la cabeza metida en el culo te diré que “Rust in peace” es uno de los discos más clásicos en el mundo del metal, obra de Megadeth, mi grupo preferido y una auténtica leyenda de la música, están considerados, junto a Metallica, Anthrax y Slayer como uno de los grandes del thrash metal, un estilo musical surgido a principios de los ochenta, caracterizado por la velocidad, las guitarras afiladas y las letras combativas, esa chica me había dado un puto tesoro, evidentemente yo ya tenía el disco, pero no en vinilo, a día de hoy sigo considerándolo uno de los mejores regalos que me han hecho nunca. Me dio tal subidón que se me pasó el pedo de golpe, amanecía y el sol era hermoso, recordé que me quedaba algo de coca en el bolsillo, por aquel entonces aún cobraba el paro y no estaba en un estado de indigencia tan triste como el actual, me escondí en una esquina, lo volqué en la cartera, lo esnifé y me largué de fiesta, no recuerdo cómo volví a casa, afortunadamente no perdí el disco.
No volví a verla en unas semanas, pero pensaba en ella a veces, no tenía su teléfono, craso error, pero una noche el destino volvió a juntarnos, estaba borracho en un garito con un colega y apareció ella con una amiga, estaban borrachas, me apresuré a saludarla e hicimos las presentaciones, ella se puso a hablar con mi colega Emilio, pasaba de mí, yo me puse a hablar con su amiga que también estaba bastante bien, quizás pilláramos esa noche. De repente, sin que viniera a cuento me agarró del brazo, me empujó contra ella y me dio un pasional beso, a pesar de mi sorpresa la correspondí y empezamos a enrollarnos en medio del garito, ajenos a todo y a todos. Esa noche acabamos en casa del Emilio y me la follé, fue un polvo magnífico a pesar de nuestra borrachera.
Tras ese día empezamos a vernos más, quedábamos entre diario, nos tomábamos algo y luego íbamos a mi cuartucho a follar, los fines de semana nos emborrachábamos como locos y acabábamos en casa de Emilio follando, Emilio se lió con su amiga, eramos un par de parejitas ilusionadas, salíamos los cuatro por ahí, incluso llegamos a ir al cine.
Un día nos pillamos una borrachera bastante considerable, Sofía estaba bastante perjudicada, se le había ido bastante la mano, se caía por los suelos y yo tenía que recogerla, balbuceaba y decía tonterías, yo no estaba tan pedo y me sacaba un poco de quicio, quería largarme a casa, estaba cansado, hastiado, pero ella no paraba de beber, quería seguir la fiesta, nos fuimos al local en el que nos besamos por primera vez, yo habría preferido irme a casa pero Sofía estaba muy pedo y quería seguir, Emilio también quería seguir la fiesta, la amiga de Sofía, Dulcinea también quería largarse a casa, pero accedimos a tomarnos la última, así que allí estábamos, yo estaba en la barra, asqueado, Sofía no paraba de decir gilipolleces y tropezarse con todo, Emilio también estaba haciendo el gañan con una borrachera de espanto, Dulcinea y yo nos mirábamos, se notaba el cansancio en nuestros ojos, por un momento pensé en largarme con ella y dejarles tirados, entonces reparé en que hacía un buen rato que no veía a Sofía, me levanté y comencé a buscarla por el garito, ¿dónde coño se había metido? Finalmente logré encontrarla, estaba tirada en el baño, sentada sobre la taza.
-Venga Sofía, estás muy pedo, nos vamos a casa.
-Brehedlueejc...
-Vamos tronca, levanta.
-Eftoy ben, défame.
-Joder tronca, estoy hasta la polla, venga, vámonos ya.
Intenté levantarla, era un peso muerto, volví a apoyarla en la taza, ella me miró, alargó su mano y comenzó a bajarme la bragueta, me sacó la polla, estaba flácida.
-Oye tía, déjalo, vámonos ya a casa.
-Quierro tu folla... fame polla.
-Estás muy borracha, vámonos.
-Polla.
Se la metió en la boca y comenzó a chuparla, yo no quería que lo hiciera, pensaba en los posibles desastres, que me potara encima, que me la arrancara de un mordisco... Pero el caso es que aquello comenzaba a ponerse tieso, soy un puto desastre, un degenerado. La dejé hacer, agarré su cabeza, entonces ella se apartó y comenzaron a darle arcadas, por suerte no vomitó, yo agarré a mi puto apéndice insaciable y lo encerré en el pantalón.
-¡Venga levanta, vámonos de una puta vez!
Conseguí incorporarla y sacarla del baño, fuimos hacia la barra, la senté en un taburete y llamé al camarero para que me cobrara, le dije a Emilio y Dulcinea que nos largábamos, Sofía se incorporó y caminó hacia la salida, vi como abría la puerta mientras yo pagaba las copas, abrió la puerta y se precipitó al abismo.
La vi caer, era tan extraño e inesperado que no pude hacer nada, simplemente verla caer, no fue a cámara lenta, ni rápido, no podría medirse con el tiempo como lo entendemos de forma ordinaria, en cualquier caso no fue el suficiente para reaccionar, sólo la vi caer, había tres escalones desde la puerta del garito hasta el suelo, no tocó ninguno, aterrizó con la cara en el asfalto, su cabeza al golpear en el suelo produjo un sonido seco y horrible. Oí gritar a su amiga a mis espaldas, yo estaba paralizado, alucinando. Finalmente reaccioné y corrí hacia ella.
-¡Dios mío, Sofía, Sofía!
Su cabeza estaba en una posición muy extraña, con un giro inusual, tenía los ojos cerrados, de su boca brotaba algo de sangre, me arrodillé, no sabía si cogerla y mover su cabeza, una actuación incorrecta podría provocar serias lesiones, si seguía con vida, claro.
-¡Sofía, no, por favor, Sofía!
Me arrodillé junto a ella. Emilio y Dulcinea estaban detrás mío. Emilio flipaba, Dulcinea balbuceaba nerviosa.
-¡Llamad a una ambulancia joder, rápido! -Grité.
Decidí cambiarla de posición, la agarré suavemente y giré su cuerpo, apoyé su cabeza en mi pierna, con los dedos abrí despacio su boca, se me estaba llenando la mano de sangre, había una herida en algún sitio, quería saber si se habría mordido la lengua.
-Sofia, ¿me oyes? Por favor Sofía, abre la boca.
Ella no reaccionaba, al abrirle la boca cayeron lo que parecían ser un par de dientes, o pedazos de ellos, su lengua estaba bien, la sangre no parecía venir de ahí, la calle estaba oscura y fría, yo estaba nervioso y borracho, no me terminaba de creer todo aquello, se me cayeron un par de lágrimas, ¿por qué nos pasaba esto? ¿Por qué siempre este tipo de cosas?
La ambulancia tardó una puta eternidad en llegar, si fuese un asunto de vida o muerte habría muerto, sin duda, de vez en cuando borrachos curioso se acercaban a nosotros a ver qué pasaba, pero ninguno hacía nada útil, para colmo cuando llegó la ambulancia no me dejaron subir con ellos así que tuvimos que pillar un taxi hasta el hospital, allí fue un show, Emilio y yo estábamos muy borrachos, nos metimos en las salas en busca de drogas que no encontramos, Emilio tiró un café de máquina en mitad del pasillo, eramos una especie de bufones sin gracia, seres molestos y despreciables. Cuando nos atendieron resultó que Sofía se había hecho una brecha en la barbilla y se había roto un par de dientes, la dieron puntos y nos echaron de allí, nos fuimos a casa de Emilio, me metí en la cama con Sofía, había sido una noche larga y agotadora, necesitaba follar para aliviar toda la tensión, Sofía estaba grogui pero no opuso resistencia, me sentí un poco como un violador, además despedía un olor muy extraño, supuse que con el golpe y toda la movida seguramente se había meado un poco encima, no obstante me la follé, me corrí y por fin pude dormir en paz.
Todo cambió tras ese día, Sofía se dio cuenta de que tenía un problema con la bebida, aquello fue un aviso, podría haber sido bastante más grave, se lo tomó como una revelación y dejó de beber, eso abrió una brecha en nuestra relación, por otra parte yo me cansé un poco de ella, era una chica estupenda, pero no me proporcionaba nada más, a veces pasa, no tiene que ver con que sea una persona estupenda o esté muy buena, es como cuando salía con la modelo, una tipa alta, rubia, despampanante, todos se giraban al vernos, pero ella no me daba nada, así que acabé mandándola a la mierda, ahora pasaba algo parecido, lo nuestro tocaba a su fin, yo le daba largas cada vez que quería quedar y empezamos a vernos menos, una vez me vio borrachísimo en mi garito habitual y me echó una charla, decía que no soportaba ver como me autodestruía, que tenía que cambiar, yo le dije que no pensaba cambiar, que deseaba destruirme, ese día lo dejamos oficialmente, y ahí acabó todo.
Un día estaba vagando por la ciudad, derrotado como siempre, me había encontrado con un grupo de gente arremolinada en la calle, me acerqué a ver qué pasaba, había un tipo sentado en el suelo, tenía una deformidad, no tenía brazos, en lugar de eso tenía una especie de muñones de los que salían un par de deditos, como ganchos, el tío se las apañaba para hacer cosas con esos deditos, cogía latas vacías de coca-cola, las cortaba y les daba forma con los deditos y creaba todo tipo de cosas, ceniceros, coches, bicicletas, incluso un pequeño helicóptero, la gente se los compraba o simplemente le daban monedas, me pareció un grandioso ejemplo de superación ante la adversidad, y ahí estaba yo, perfectamente normal, sin ningún tipo de deformidad, perfectamente sano, y aún así completamente derrotado, demente, destruyéndome a cada paso, sin ninguna capacidad creadora, sin objetivos, sin ambiciones, sin nada, me afectó mucho y ahora caminaba por las calles como un zombie, puse rumbo a mi garito habitual, el Slash. Entré y le pedí al Bladi que me pusiera una pinta de cerveza. Comencé a bebérmela y reparé en el extremo de la barra. La vi. Sofía estaba en la barra, estaba con un tío, parecía un calzonazos, una cáscara vacía, una sombra en una ciudad de sombras, estaba claro que ella había salido perdiendo, tampoco es que eso me aliviara demasiado, nos miramos, la saludé con un leve movimiento de cabeza, ella hizo lo mismo, acto seguido agarró cariñosamente a su nuevo chico por el cuello y lo besó, primero en los labios y luego por el cuello, sabía que yo la estaba mirando, a pesar de ello decidió comprobarlo mientras seguía besando su cuello, nuestras miradas volvieron a encontrarse por última vez. Necesitaba una copa. Pero no me la pensaba tomar allí, quería que me amargara el alcohol, no ella, bebí mi pinta de un par de tragos y me largué de allí, expulsado de mi bar habitual con la cabeza baja. ¡A la mierda! Será por bares, será por mujeres. Continué mi camino descendente en la fría noche.

Supongo que así son las mujeres, el amor, las relaciones, los rollos... O no, yo que sé, yo no sé nada, solo desvarío, solo soy un catalizador por el que salen palabras, no busques mucho sentido a ésto, ni teorías inamovibles, soy un loco a las 5 de la mañana escribiendo para entretenerte un rato mientras todos duermen. Echo de menos a mi chica, espero que esté bien, que no tenga uno de esos sueños raros que tiene a veces, por mi parte creo que voy a dejarlo por hoy, voy a volver a colocarme sus bragas a modo de antifaz y a masturbarme embriagado por su aroma, se acabó el relato, que os den pomada, amaos los unos a los otros y todo eso.

martes, 20 de marzo de 2012

POEMA CURSI



Soy un escritor maldito,
un escritor sucio,
y me gustaría
hacerme el duro,
decir
que todo me la suda,
decir
que no te esperaba.
Pero lo cierto
es que llevaba esperándote
varias vidas.
Ahora llegan:
los poemas cursis,
los mensajitos,
el echarte de menos,
la paranoia,
la inseguridad,
el miedo,
el saberme atrapado,
atrapado
en tu amor.
Y
sobre todo,
pase lo que pase,
un nuevo significado
eterno
para la palabra:

PAULA




                                     (Ilustración de Sofía Sanz)

jueves, 15 de marzo de 2012

LOS MALDITOS


Caminando hacia la pensión en la que vivo.
Un pie detrás de otro
y detrás
otro.
Y la soledad
es la única mujer
que me espera
al llegar.

Allí estarán:

El tío de la habitación 4:

No le hablan sus hijos,
ni su mujer.
De su habitación
sale una peste atroz
a beoda jubilación.
Ya está
todo recorrido.
Ya está
todo el pescado
vendido.

El tío de la habitación 3:

Te pide un euro
pal café,
su ojo izquierdo
hace tiempo que no ve,
secuelas del accidente
en la mina.
Se mete Prozac, olanzapina y ziprasidona,
el desayuno de los campeones,
antes de regalar su pensión
a las tragaperras.

El tío de la habitación 6:

Tiene síndrome
de Diógenes.
Sólo viene a dormir.
Su habitación parece
un bazar chino,
y ahí se mete
cuando llega apestando a vino.
Uno más
entre sus trastos.

Me meto en mi habitación,
la número 2.
Hace frío
porque el precio del gasoil 
está por las nubes.

Y aquí estamos:
los perdedores
los malditos
los marcados
los vencidos.

Dicen que todo es posible.
Díselo al niño sin piernas
que quería ser Ronaldo,
al chaval sirio escondido
entre cadáveres,
o a mi pequeña gatita
tuerta y sidosa.

El destino nos marca
como a reses,
un dedo desde lo alto
nos señala.
"Ya está
todo el pescado
vendido,
y estos son
los elegidos"