Masaccio: Adán y Eva expulsados del Paraíso.

lunes, 25 de febrero de 2019

DIEZ GEMAS OCULTAS EN LA DISCOGRAFÍA DE MEGADETH






Se podría decir que la veterana y legendaria banda Megadeth se encuentra en un momento bastante dulce. Tras una larguísima trayectoria de 35 años, no exenta de varios altibajos, la visión de Dave Mustaine cuenta con una de sus encarnaciones más sólidas hasta la fecha: el guitarrista Kiko Loureiro, poseedor de un estilo pulcro y virtuoso a la par que exótico. El batería Dirk Verbeuren, metrónomo andante y experto en blast beats. Y Dave Ellefson al bajo, el fiel escudero, el tipo que más tiempo ha acompañado al siempre complicado Mustaine, y que parece ya inamovible en su puesto tras pasar también por una época oscura, de enemistad y pleitos, que lo tuvieron alejado de la banda durante ocho años.
Se espera que esta formación publique en 2019 un nuevo disco, continuación del aclamado Dystopia de 2016. Será el dieciseisavo trabajo de la banda, y Dave Mustaine ya ha dejado caer un par de veces que tiene posibilidades de ser el disco con el que ponga fin a la exitosa carrera de Megadeth. El tiempo dirá si es así o no, por lo pronto se prevé un grandes éxitos con material remasterizado escogido por el propio Mustaine, que llevará por título Warheads on Foreheads y que aterrizará en las tiendas en marzo.
Más allá de las opiniones encontradas que siempre ha generado la banda, y en especial su líder, es innegable que Megadeth es una de las formaciones más importantes e influyentes en la historia del metal. Y aunque no es la primera vez que parecemos estar ante el fin de la misma (lo comentamos más adelante), está claro que el temido día en que cuelguen los instrumentos definitivamente se acerca de forma irremediable (sin ir más lejos sus compañeros del Big 4, Slayer, se encuentran en estos momentos realizando una exitosa gira de despedida). Por ello, y para celebrar el legado de la banda, hemos realizado este especial, en el que enumeraremos las etapas y anécdotas más importantes en la historia de la formación tomando como base un puñado de temas inusuales, de esos que no suelen aparecer en las listas ni suelen tocar en directo y que, a buen seguro, tampoco entrarán en el próximo recopilatorio de grandes éxitos.



1. ASHES IN YOUR MOUTH
(Ellefson, Friedman, Menza, Mustaine)
Countdown to Extinction. 1992.

A comienzos de la década de los 90 Megadeth se encontraban en la cima de su popularidad. Con una de las formaciones más alabadas en la historia de la banda, y habiendo entregado uno de los discos claves en la historia del thrash metal como fue Rust in Peace (1990).
El propio género que habían ayudado a crear y encumbrar, el thrash metal, se encontraba también en un momento clave, tratando de reinventarse, añadiendo elementos más melódicos y progresivos a la mezcla para intentar huir del estancamiento de la formula. Los reyes del género, Metallica, habían entregado un año antes un trabajo que premeditadamente bajaba la velocidad y complejidad de la mezcla, el aclamado disco negro, con temas más pesados y de estructuras más sencillas, donde primaba el groove sobre la velocidad alocada asociada al thrash.
Countdown to Extinction era la apuesta de Megadeth ante este panorama de cambios en la escena. Tras el trallazo sin descanso que supuso Rust in Peace observamos una tendencia a esquemas más sencillos, riffs más pesados y contundentes y estructuras más accesibles en temas como Sweating Bullets o Symphony of Destruction (tema que quedaría para la posteridad como himno de la banda). Daban paso a su vez a ideas más melódicas y comerciales, reflejadas en Foreclosure of a Dream o el tema que da título al álbum. Y también quedaban algunos restos del viejo y agresivo thrash en temas como High Speed Dirt, pero como decimos ya solo de forma residual. Esto se aprecia perfectamente en el tema que nos ocupa, con intrincados riffs de thrash marca Mustaine, pero adornados esta vez con toques más progresivos, que dan como resultado un tema sobresaliente, lleno de fantásticas dinámicas y con toda la banda en un auténtico estado de gracia. De esta forma cerraban un disco aclamado por público y crítica, que cosechó también enormes ventas.
Por desgracia, una vez alcanzada la cima, ya solo quedaba el duro camino cuesta abajo. En los años venideros el thrash metal sufriría un tremendo varapalo en popularidad y credibilidad, siendo eclipsado por nuevos sonidos, como el grunge y el nu metal, comenzando así un largo periodo en el que los grandes nombres del género se las tendrían que apañar como pudiesen para mantenerse a un cierto nivel de relevancia. Había comenzado la época oscura del thrash.



2. USE THE MAN
(Mustaine, Friedman)
Cryptic Writings. 1997.


Principios y mediados de los 90 fue sin duda la época del grunge. Grupos como Nirvana, Soundgarden o Pearl Jam habían supuesto todo un terremoto en la escena musical, y habían dado el golpe de gracia al metal en general y al thrash en particular. ¿Qué podían hacer los grandes del género para seguir siendo relevantes? Sin duda renunciar a su marca e intentar reinventarse.
Como ya hemos comentado Megadeth optaron, como muchos otros, por bajar las revoluciones y añadir elementos nuevos en Countdown to Extinction y, sobre todo, en su siguiente trabajo, Youthanasia (1994). Pero esto era insuficiente de cara al nuevo panorama reinante en la industria, y por ello llevaron su cambio un poco más allá con su disco Cryptic Writings (1997). Aquí apreciamos también un intento de adaptarse a los nuevos sonidos imperantes, con estribillos y arreglos mucho más ligeros y comerciales, y una clara influencia de bandas como los mencionados Soundgarden o Alice in Chains.
El disco cosechó buenas críticas y unas ventas todavía envidiables. Sin duda se trataba de un trabajo meditado y muy bien realizado, con bastante coherencia interna. Y aunque conservaba cierta furia metálica en temas como She-Wolf, FFF o The Disintegrators, también añadía sonidos, arreglos y estructuras nunca vistos en Megadeth, como apreciamos en las descaradamente comerciales I'll get Even, Almost Honest o Have cool, Will travel (¿armónicas en Megadeth?). Temas como estos sin duda harían torcer el gesto a los viejos fanáticos del thrash, pero no importaba porque, en realidad, tampoco parecía que quedasen muchos por ahí.
A pesar de las claras concesiones a la comercialidad en los temas mencionados, destinados sin reparo a reclutar nuevos oyentes dentro de las huestes del grunge, en el disco encontramos también un buen puñado de temazos muy bien compuestos, en los que la identidad de Megadeth se mantenía y a la vez se expandía hacia nuevos terrenos musicales, así ocurría en Trust, A Secret Place o la emotiva Use the Man, que cuenta con uno de los mejores textos de Mustaine, que ahonda en las adicciones y las oportunidades perdidas.
Con este trabajo Megadeth se apuntaron un tanto en un momento complejo, consiguiendo reinventarse de forma satisfactoria, dando lugar a un estupendo disco, variado y disfrutable, que aún hoy es señalado dentro de las grandes obras de Megadeth y que no parecía presagiar los descalabros que vendrían poco después.





3. I'LL BE THERE
(Mustaine, Friedman, Prager)
Risk. 1999.

Como la jugada les había salido bien en Cryptic Writings, Mustaine y sus chicos (entre los que ya no se encontraba Nick Menza, primera baja de la legendaria formación de los 90), decidieron forzar la máquina, reinventándose otra vez y apostando muy fuerte por la comercialidad y los nuevos sonidos imperantes. Por desgracia esta vez la jugada no les salió tan bien. El grunge y el nu metal habían revolucionado tanto el panorama metálico que cosas como los complejos y veloces solos de guitarra o los dobles bombos atronadores se veían como algo caduco, o directamente como motivo de mofa entre los aficionados. Por tanto no encontramos ninguno de esos viejos elementos aquí. En cambio sí encontramos temas mucho más ligeros y comerciales. Para dar forma al nuevo disco Mustaine se apoyó totalmente en su compañero Marty Friedman, que le aconsejó huir lo máximo posible del thash metal y añadir elementos más poperos e incluso ligeros toques electrónicos a su sonido.
Mustaine corrió un gran riesgo con este trabajo, y era lo que pretendía, cabreado con unas declaraciones de su antiguo compañero Lars Ulrich que dejaba caer que grupos como Megadeth no corrían suficientes riesgos con su música. Por desgracia arriesgarse no siempre significa ganar y el resultado, aunque tiene algunos momentos destacables, fue un gran fiasco tanto de crítica como de público. Comenzando por una portada horrorosa (que fue sustituida años más tarde por otra algo más elaborada) y un Dave Mustaine totalmente perdido en sonoridades muy ajenas al espíritu de la banda, solo podemos calificar Risk como un disco totalmente fallido, con una incómoda sensación de quiero y no puedo presente durante la totalidad de un álbum irregular y errático que solo debe ser considerado como una curiosidad dentro de su catálogo.
Pero este trabajo solo era el comienzo de la caída libre de Megadeth, porque aún podían caer bastante más.




4. COMING HOME
(Mustaine)
The World Needs a Hero (Bonus Track Ed. Japonesa). 2001.

La mala respuesta que obtuvo Risk a todos los niveles creó diversas tensiones artísticas dentro de la banda. Como ya hemos comentado Marty Friedman era uno de los que opinaban que Megadeth debían abrirse a nuevos horizontes y abandonar el thrash lo máximo posible, pero vistas las malas críticas y tibia respuesta a su anterior trabajo, Mustaine creía que debían dar un giro completo al timón y volver sobre sus pasos. Esta división de opiniones desembocó en la partida de Friedman de la banda tras nueve años en el puesto de guitarra solista. Huiría rumbo a Japón, donde acabaría labrándose una reputada carrera como solista, presentador de televisión y guitar hero en general.
Por su parte Mustaine grabó a fuego en su mente el lema aquel de: «si quieres algo bien hecho hazlo tú mismo», y decidió componer y producir en solitario el que sería el siguiente trabajo de Megadeth, titulado The World Needs a Hero.
Tanto el título como la portada del disco, en la que se veía de nuevo a la mascota de la banda, Vic Rattlehead, emergiendo triunfal de las entrañas de Mustaine, eran toda una declaración de intenciones: Mustaine se proponía volver al metal y reclamar su puesto entre los grandes. Por desgracia la música elaborada para ese triunfal regreso no estaba a la altura.
Sería injusto decir que The World Needs a Hero es un mal disco, no lo es, pero desde luego tampoco es memorable. Se aprecia un esfuerzo por volver a terrenos metálicos, con una producción más cruda y sencilla y con composiciones más afiladas y agresivas. El problema es que la inspiración no acompañaba y los temas, aunque buenos, pasaban totalmente desapercibidos para el oyente. El tema Return to Hangar resume a la perfección los males del disco. Planeado como la segunda parte de uno de los temas más míticos de Rust in Peace, nos encontramos con que el resultado por contra distaba mucho de aquel, con riffs bastante menos memorables y un Al Pitrelli que, aunque correcto, estaba muy lejos de la genialidad de Friedman. Y así pasaba con todo el disco, buenas intenciones pero poca materialización.
La crítica no terminó de creerse lo de la «vuelta a las raíces», y las ventas tampoco acompañaron mucho en un panorama bastante poco apto para el metal en general, por lo que Megadeth, lejos de recuperar ningún podio, fue relegada a banda de segunda línea. Mustaine, aunque decepcionado, se mostraba con esperanzas puestas en el futuro, asegurando haber encauzado el rumbo de Megadeth. Poco podía sospechar que el final estaba cerca y que, tan solo unos meses más tarde, la banda ya no existiría.




5. GOOD MOURNING/BLACK FRIDAY
(Mustaine)
Peace Sells... but Who's Buying? 1986.


Mustaine siempre ha sido un tipo difícil, y tanto su carrera como incluso su vida han pendido varias veces de un hilo. Por todos es sabido que su expulsión de Metallica fue debida al carácter violento y los problemas de alcoholismo que siempre han acompañado a Dave. Una vez ya en Megadeth se metió de lleno en la heroína, llegando a tener momentos bajísimos, como durante el rodaje del videoclip No More Mr.Nice Guy, en el que se tuvieron que repetir decenas de tomas y hacer magia en la sala de montaje, ya que durante el rodaje el bueno de Dave estaba tan puesto que no era capaz de coordinar las manos con la boca. Sus diversas adicciones le han llevado a estar más de quince veces ingresado en centros de rehabilitación, a estar varias veces a las puertas de la muerte por sobredosis y, finalmente, a abrazar el cristianismo. La carrera de Dave Mustaine, y por consiguiente de Megadeth, ha podido acabar muchas veces y de muy diversas y trágicas formas, pero cuando finalmente pasó no fue por un violento altercado o por una terrible sobredosis, fue por quedarse dormido en una silla. Sí amigos, la vida es sorprendente.
En el año 2002 Mustaine estaba recluido en un centro de Hunt, Texas, para tratar su adicción a los analgésicos. Se encontraba cansado y decidió echarse una cabezadita de media hora en una silla. Cuando se despertó comprobó que había perdido la movilidad del brazo izquierdo. Al principio se lo tomó con humor, se le había dormido el brazo, sin más. Pero empezó a angustiarse de verdad cuando, pasados varios minutos, la movilidad no volvía al brazo. Fue corriendo al médico que le esclareció lo ocurrido: resulta que se había dormido en una posición muy peculiar que había dañado irremediablemente los nervios de su mano, necesitaría de meses de dura rehabilitación para recuperar algo de movilidad, y no era seguro que pudiese volver a tocar la guitarra nunca más.
El mazazo fue terrible, y una vez recuperado del shock la primera decisión, una de las más duras de su vida, fue evidente: Megadeth había llegado a su fin. Así se anunció en rueda de prensa poco después.
Recuerdo enterarme del fin de Megadeth por una de las revistas musicales de la época, a través de un pequeño recuadro en la sección de noticias. No hubo grandes despliegues, ni despedidas ni homenajes. Tras varios fiascos seguidos Megadeth se encontraba en esos momentos en un nivel de popularidad bajísimo, y su disolución definitiva solo parecía el paso lógico tras años de deriva. Nadie pareció especialmente sorprendido o preocupado por el fin de una banda cuyos años de gloría habían quedado ya bastante atrás. Ahora solo quedaba poner el punto final y disfrutar de su legado.
O quizás no...



6. BACK IN THE DAY
(Mustaine)
The System Has Failed. 2004.


Mustaine no solo es un tipo con una personalidad adictiva, también es bastante cabezón, por lo que no se dio por vencido y, tras mucha rehabilitación, consiguió superar el problema en su mano y volver a tocar la guitarra en tiempo record, algo que sorprendió a sus incrédulos médicos.
Con Megadeth enterrados Dave se propuso comenzar una carrera en solitario. Compuso un buen puñado de temas y contrató a un grupo de músicos de sesión para grabarlos. El problema a la hora de editarlos fue que por obligaciones contractuales aún debía un disco a la compañía bajo la firma de Megadeth, así que aquel disco que iba a ser el debut de Dave Mustaine en solitario se transformó en el décimo disco de Megadeth, titulado The System Has Failed.
Ya desde su primer corte, titulado Blackmail the Universe, podíamos comprobar con entusiasmo y cierta sorpresa que Mustaine había recuperado su mojo. Ya solo este tema estaba a un nivel bastante superior a todo lo editado por la banda desde hacía años, y el resto del disco sorprendentemente estaba a la altura.
Con una formación de ensueño, que incluía al enorme batería Vinnie Colaiuta, el bajista Jimmie Lee Sloas (por primera vez desde su formación un disco de Megadeth no contaba con la labor de Dave Ellefson) y el regreso en la guitarra solista de Chris Poland, viejo conocido de los primeros discos de la banda. Contando con una producción fabulosa y, por fin, una serie de temas inspirados y coherentes, podemos considerar The System Has Failed como el verdadero resurgir de Megadeth en todos los sentidos. Había auténticos trallazos, como el tema mencionado o Kick the Chair, medios tiempos repletos de riffs inspirados en The Scorpion o My Kingdom, textos de corte político (The System Has Failed) y autobiográfico (Of Mice and Man, Back in the Day) y, sobre todo, la esencia y el sabor de los mejores Megadeth planeando por el que podría decirse, con permiso de Cryptic, que era el mejor lanzamiento de la banda desde Youthanasia. Megadeth habían regresado por la puerta grande.


7. BURNT ICE

(Mustaine)

United Abominations. 2007.


Las críticas a The System Has Failed fueron fabulosas. Y las ventas, aunque alejadas de los días de mayor gloria, tampoco se quedaron atrás. El panorama musical también era propicio, la gente volvía a tener hambre de metal, la ola de metal escandinavo pegaba con fuerza y toda una nueva generación de jóvenes volvían a enorgullecerse de lucir camisetas de bandas metálicas como Children of Bodom, Nightwish o Arch Enemy. Uno de los sellos discográficos más importantes para este resurgimiento del metal fue Roadrunner, con quienes Mustaine firmó para publicar sus siguientes trabajos. Renunciando a la idea de una carrera en solitario, algo absurdo ya que Dave es Megadeth y Megadeth es Dave, el bueno de Mustaine reclutó a los hermanos Drover y rehízo la formación de la banda con vistas a la estabilidad futura.
Su debut para Roadrunner siguió la estela de inspiración abierta por The System Has Failed: otro buen puñado de temas metálicos y furiosos, producidos enérgicamente por Andy Sneap, con baterías y guitarras atronadoras y solos por todas partes. Contaba también con una pequeña concesión a la comercialidad, regrabando su mítica balada A Tout le Monde junto a una de las estrellas del metal emergentes, Cristina Scabbia de Lacuna Coil. Un movimiento innecesario pero comprensible para llamar la atención de las nuevas generaciones de oyentes.
United Abominations tuvo una muy buena respuesta tanto de crítica como de público. Megadeth estaban imparables y reclamaban su puesto en la escena. Se avecinaba algo gordo.



8. 1320
(Mustaine)
Endgame. 2009.


La banda sufrió un pequeño varapalo cuando el guitarrista Glen Drover decidió abandonar la formación para pasar más tiempo con su familia. Dave contrató a Chris Broderick para cubrir el puesto, todo un virtuoso en alza que maravillaba a las publicaciones de guitarra con sus piruetas sobre el mástil. Con este nuevo recluta se metió en el estudio de grabación, en el que le esperaba nuevamente Andy Sneap a los mandos, para dar forma al que sería unos de los discos más celebrados de la banda.
Endgame se publicó en Septiembre de 2009, y desde su mismo lanzamiento se encumbró al puesto de clásico. Por fin se alineaba todo, el disco perfecto en el momento perfecto. La crítica puso por las nubes esta muestra de fuerza y oficio sin fisuras. Era el disco de Megadeth que todo el mundo quería: 45 minutos de puro metal sin descanso, plagados de virtuosismo, con puñados de riffs y solos sobresalientes. Once temas redondos e inspirados, sin ningún relleno, que mostraban la mejor cara de la banda y que poseían una potencia que ya nadie se esperaba a estas alturas.
Endgame descansa plácidamente en lo alto del podio entre los grandes discos de Megadeth, junto a Rust in Peace, Countdown o Peace Sells. Pero como ya habrás comprobado por lo que llevamos de texto la historia de Megadeth es la historia de los altibajos, y si con este disco alcanzaron el pináculo de su «segunda etapa» estaba claro que lo que vendría a continuación sería nuevamente la cuesta abajo.


9. THE BLACKEST CROW
(Mustaine)
Super Collider. 2013.


Dicen que el trece es un número desafortunado. En el caso de Megadeth así fue con respecto a su treceavo trabajo discográfico. Mustaine no estaba contento con la gestión de Roadrunner, opinaba que Endgame no había recibido el suficiente apoyo y la promoción que merecía su calidad y que podría haber llegado más alto. Esa sospecha hizo que quisiese dejar la compañía, pero nuevamente estaba atado a un contrato que exigía un nuevo disco de Megadeth antes de poder abandonarlos. Intentando quitarse responsabilidades cuanto antes Mustaine les entregó Thirteen (2011), un disco que, aunque tiene sus momentos, es un trabajo hecho con prisas y desgana, destinado únicamente a cerrar el contrato, y eso se nota. Para empezar la mayoría de los temas ni siquiera eran totalmente inéditos, sino que habían aparecido ya en diversas bandas sonoras y habían sido regrabados para la ocasión, y los temas verdaderamente nuevos resultaban muy poco inspirados. En resumen se trata de un trabajo menor, correcto pero a años luz de Endgame, del que no obstante podemos destacar que significó el regreso del miembro fundador Ellefson al bajo, tras haber enterrado el hacha de guerra con Mustaine.
Tras el típico periodo en la carretera, que incluyó una serie de shows especiales celebrando el aniversario de Countdown to Extinction, la banda entró nuevamente en el estudio. Su nuevo disco, titulado Super Collider (2013), era esperado con bastantes ganas, Mustaine se había mostrado entusiasmado con las nuevas composiciones y prometía algo diferente y demoledor. Cuando finalmente se editó el disco debutó muy bien en las listas, alcanzando el mejor puesto de la banda desde la época de Youthanasia, lo que confirmaba las ganas del público por nueva música, pero una vez escuchado la crítica lo vapuleó, y el público en líneas generales también se mostró bastante decepcionado. El problema es que todo el mundo esperaba con ansias una continuación de Endgame y Mustaine, por contra, había tirado por un camino completamente distinto. Personalmente creo que Super Collider es un buen disco que ha sido injustamente apaleado. Al igual que sucedió con Risk e incluso, en menor medida, con Cryptic Writings, lo que Dave pretendía era ofrecer algo fresco y novedoso, pero se encontró con la reticencia de un público que demandaba algo más tradicional al espíritu de la banda. Si se escucha el disco con una mentalidad abierta nos encontramos con una sólida colección de temas, no exentos muchos de ellos de bastante filo. Seguía habiendo metal (Kingmaker, Burnt!, Build for War, Dance in the Rain). Pero también teníamos cortes más comerciales (Super Collider, Forget to Remember) y atmósferas completamente nuevas en Megadeth, como el tema de aires sureños The Blackest Crow o A House Divided, bonus track de la edición especial, que cuenta con unos estupendos arreglos de viento de sabor mejicano nunca escuchados en Megadeth que dan al tema un carácter muy especial. Algunos de estos cortes harían torcer mucho el gesto de los aficionados al metal, y con razón, pero siendo objetivos podemos decir que se trata de buenas composiciones, muy disfrutables si nos alejamos de ideas preconcebidas.
En cualquier caso Super Collider supuso un fracaso total de crítica y público, y provocó la partida de Chris Broderick y Shawn Drover por diferencias creativas. Otra vez Dave se encontraba medio solo y con el entorno totalmente en contra, ¿podría levantarse nuevamente?


10. THE SKULL BENEATH THE SKIN
(Mustaine)
Killing Is My Business... and Business Is Good! 1985.


Dave se mostró bastante decepcionado con la respuesta dada a Super Collider, pero aceptó la situación y se dijo que si la gente lo que quería era metal veloz y furioso, sin fusiones extrañas ni excentricidades, podía darles otra ración perfectamente, sabía de sobra como hacerlo. Suplió las bajas con dos fichajes de altura: Kiko Loureiro, virtuoso guitarrista de la banda de power metal Angra, y Chris Adler, batería de los brutales Lamb of God, aunque este último era un fichaje en principio sin continuidad a largo plazo, reclutado solo para la grabación del álbum y algunos shows posteriores. El resultado, titulado Dystopia (2016), se dejaba de experimentos raros y mostraba la cara más agresiva de Mustaine, siendo una continuación espiritual de Endgame, ni más ni menos que lo que la gente esperaba y quería de Megadeth, por ello recibió al instante estupendas críticas y congració de nuevo a la banda con su público, como se demostró en la exitosa gira posterior.
En estos momentos la banda se encuentra en el estudio, dando forma a otra obra que se prevé agresiva al máximo y que quizás sea el punto final a la historia de una banda fascinante e imprescindible en la historia del metal. Una idea surgida en la mente de un Dave Mustaine adolescente, rabiando en la parte trasera de un autobús que le llevaba de vuelta a casa tras ser expulsado de Metallica, y que afronta ahora un nuevo capítulo con la ilusión y seguridad que dan más de tres décadas de trabajo y entrega. Nosotros ya esperamos con ganas este nuevo disco, que imaginamos será uno de los grandes lanzamientos de este año.
¡Aguante Megadeth!


Este texto se escribió originalmente para la web musical Diablorock:

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miércoles, 20 de febrero de 2019

LOS CUADERNOS NEGROS. Capítulo 59. La historia de Javier.





     Aunque el pesado abrigo tapaba su figura daba la impresión de tratarse de una chica joven, en torno a los veinte años de edad. Evidentemente tenía prisa por ir a algún sitio. Al llegar al paso de cebra solo miró hacia su izquierda y cuando, totalmente confiada, dio un par de pasos al frente para seguir su camino... ¡Boom! El cuerpo elevándose en el aire y girando de forma alocada tras el brutal impacto, como si se tratase de un muñeco de trapo, el golpe contra el suelo, el cráneo abriéndose sobre el asfalto como una sandía madura. Fin de la historia. 
     El siguiente vídeo era bastante parecido. Al estar grabado por una cámara de seguridad el plano era prácticamente idéntico. Esta vez se trataba de una mujer acompañada de un niño pequeño, seguramente su hijo. No caminaban con el ímpetu de la chica anterior y fueron más cuidadosos al llegar al paso de cebra, deteniéndose totalmente ante el tráfico. Un coche frenó para que pudieran pasar. El niño, que hasta entonces había permanecido aferrado a la mano de su madre, se soltó de repente y emprendió la carrera hacia adelante en solitario. Superó sin problemas el primer coche, pero cuando lo hubo rebasado... ¡Boom! Esta vez el golpe fue tan violento que el cuerpo del niño desapareció por completo del plano. La madre, petrificada, tardó un par de segundos en reaccionar y correr hacia donde presuntamente había aterrizado el cuerpo de su hijo, desapareciendo también ella del encuadre. Se observaba a los transeúntes llevándose las manos a la cabeza ante la desgarradora escena que presenciaban. 
     Alex agarró su paquete de tabaco y se encendió un cigarro. No se recreó con este vídeo como sí había hecho con los anteriores, era demasiado jodido. En su lugar se reclinó en el sofá y fumó en silencio. El mundo estaba lleno de peligros. Un ligero descuido y todo se iba a la mierda, para siempre. Era todo demasiado frágil y absurdo: te levantabas una mañana un poco más tarde de lo normal, tenías que apretar el paso para no llegar tarde al trabajo y evitar la bronca, al llegar al paso de cebra mirabas hacia el lado equivocado y... ¡Boom! Fin de la historia. 
     Llevaba un buen rato merodeando en la sección de atropellos y estaba ya cansado, la descripción de uno de los vídeos en los márgenes de la pantalla llamó su atención: «jóvenes maníacos se graban a sí mismos apuñalando a indigentes».
     -A ver esta mierda... 
     Era un vídeo grabado en primera persona con un teléfono móvil, se oían dos voces distintas de lo que parecían unos chicos jóvenes hablando de forma apacible mientras se acercaban a un hombre que reposaba tumbado sobre unos cartones. Los chicos se acercaban por la espalda, y al llegar a la altura del indigente, sin mediar palabra, le propinaban una tremenda patada en la cabeza a modo de presentación. El hombre, aturdido, intentaba incorporarse para ver qué demonios estaba pasando. En ese momento uno de los jóvenes se abalanzaba sobre él y comenzaba a apuñalarlo repetidas veces con un cuchillo de tamaño medio. Eran cuchilladas rápidas y furiosas en el pecho, el cuello, la cara... El pobre hombre intentaba en vano protegerse mientras la sangre manaba de su interior. Tras una docena de puñaladas el vagabundo se había resignado a su destino, acurrucado en el suelo hecho un ovillo, tapándose el rostro con las manos ante los insultos y mofa de los jóvenes. 
     El vídeo recopilaba otros tres apuñalamientos a otros tantos indigentes, grabados por los mismos jóvenes, a los que en ningún momento se veía la cara, aunque se escuchaban perfectamente sus voces. Por su conversación e insultos se apreciaba perfectamente que se trataba de un rollo supremacista. El método de actuación era siempre el mismo: se acercaban por detrás y propinaban por sorpresa una patada en la cabeza a la víctima, luego otro par de golpes junto a diversos insultos para, finalmente, abalanzarse sobre él y coserlo a puñaladas. Siempre era uno de los chicos quien hacía el trabajo sucio mientras el otro lo grababa todo con el teléfono móvil. En las puñaladas al torso no apreciabas la sangre, debido a los gruesos abrigos con los que los indigentes se protegían del frío, pero cuando el acero penetraba en el cuello podías ver la sangre brillante saliendo a presión, como al pinchar un globo lleno de agua. Con este tipo de vídeos siempre daba la sensación de que fuese una película mal hecha, parecía que fuesen unos efectos especiales cutres, de serie B, no obstante era todo real. La realidad no era tan vistosa como las películas. 
     El vídeo llegó a su fin, mostrando la opción de reproducirlo de nuevo. Alex apagó la colilla en el cenicero, se encorvó en el sofá, cerró los ojos y colocó sus manos sobre la cabeza, intentando controlar el torrente de pensamientos desesperanzados que martilleaban en su cabeza. Tras un par de segundos en esa posición emitió un profundo suspiro y se puso en pie. Caminó hasta la ventana del salón y observó el mundo exterior. 
     La gente seguía ahí, como siempre, caminando de un lado a otro bajo la turbadora noche estrellada, confiados, ignorantes. Pensó en que si cogiese un objeto lo suficientemente pesado, como por ejemplo el cenicero de mármol, y lo dejase caer al vacío, quizás le diese a alguien en la cabeza, acabando así con su historia para siempre. El pobre incauto jamás sabría qué demonios pasó. Daba que pensar. Todo pendía de un fino hilo. Todo dependía del azar. Tu vida podía estar en manos de un puto zumbado al que ni siquiera conocías. Era absurdo, terrorífico. Resultaba muy sencillo que a cualquiera se le cruzasen los cables sin que lo vieses venir. 
     Alex se apartó de la ventana y fue hacia la mesa, hacia donde estaba el cenicero de mármol. Alargó la mano hasta él para coger el paquete de tabaco que había a su lado. Se encendió un cigarro y volvió a la ventana. 
     Podía ver la muerte por todas partes. Detrás de cada persona, esperando su momento. Siempre le pasaba lo mismo tras ver esos vídeos de mierda, le afectaban demasiado. No obstante no dejaban de reflejar una realidad silenciosa. Ahí estaba la cabrona, con su capa y su guadaña, esperando para asestar el tajo en cualquier momento, sin avisar, sin opciones, sin segunda oportunidad. Y luego el vacío, el vacío eterno... 
     Un súbito sonido estridente lo arrancó de sus cavilaciones, el sonido de un frenazo. Observó hacia el exterior, hacia la calle, y vio la escena. Un conductor despistado había estado a punto de saltarse un semáforo. Los transeúntes, asustados, le recriminaban desde el paso de peatones. Los veía arremolinados ahí abajo. Habían tenido suerte, esta vez... 
     Alex arrojó la colilla por la ventana y volvió al sofá. Agarró el cedé de música en el que reposaban tres gruesas rayas, introdujo el turulo en su nariz y dio buena cuenta de la primera. Tras el gemido de rigor dejó el cedé a su lado y volvió la vista a la pantalla del ordenador. Ahí seguía la opción de reproducir el vídeo de nuevo. No le apetecía seguir viendo vídeos de muertes, así que cerró la página de Bestgore. Un par de páginas de spam publicitario se había abierto en su navegador. Los anuncios publicitarios eran el reflejo de las ansias y preocupaciones del grueso de la población, y sus promesas se alzaban como falsos faros para los incautos: «Si no follas es porque no quieres. Fóllate a la mujer de alguien. Consigue contactos cerca de ti. Sin mentiras. Sin tarjeta de crédito». «Pierda el exceso de peso sin esfuerzo mientras descansa gracias a esta receta milenaria». «Esta chica aún no ha cumplido 25 años y ya ha amasado una fortuna de más de dos millones. Entérate cómo». Por lo visto esos eran los problemas e inquietudes de la gente. Alex cerró todas las pestañas y puso un poco de música. 
     Se encendió otro cigarro y, mientras el humo ascendía en espiral, una imagen se aferró a su mente: su vida era un patético bucle infernal y vacío. Consistía en perder el tiempo en Internet, añorar el amor perdido, buscar trabajo, intentar conseguir dinero, ponerse pedo y hacerse pajas. Era un desecho total, un engendro de la más baja ralea. No era posible que la vida se redujese a eso, que su realidad fuese únicamente esa mierda. Pero así parecía ser. 
     Se puso en pie de un salto y vagabundeó por los márgenes del salón para, finalmente, acabar como era de esperar inclinando la cabeza nuevamente ante el cedé con la droga. Tras esnifar con ansia continuó girando sobre sí mismo como una peonza. Debía escapar de ahí, de esa angustia, de esas cuatro paredes que solo revelaban sus vergüenzas. Comenzó a prepararse para salir a la calle, al mundo exterior. Sabía que no hacía más que seguir la inercia del bucle infernal en el que se encontraba atrapado, pero creía que, al menos ahí fuera, podía presentarse alguna sorpresa, alguna situación inesperada, algún cambio. Existía esa mínima posibilidad. La muerte estaba cerca, no sabía cuánto tiempo le quedaba, de modo que había que continuar la búsqueda en pos de la felicidad, la tranquilidad, la iluminación, o lo que cojones fuese. Llegado este punto le valía casi cualquier cosa, incluso que le atropellase algún imbécil sería un cambio agradable en esa monotonía asfixiante en que se había convertido su vida. No podía quedarse en casa con cara de idiota angustiado, tenía que vivir, que jugar, que arriesgarse, volverse loco, follar... Debía escapar del tedio en la tela de araña. Probaría suerte, probaría suerte una vez más. 

     There's no logic here today 
     Do as you got to, go your own way 
     I said that's right 
     Time's short your life's your own 
     And in the end We are just 
     Dust n' bones 
     Dust n' bones 
     Dust n' bones 

     Unas horas después se encontraba acodado en la barra de un garito, intentando que el bullicio caótico arropase su soledad, disimulando su patente cogorza, en busca de un faro, de un lugar en el que atracar el zozobrante y dañado navío. Reposó su mirada en una pandilla de adolescentes que conversaban y reían sonoramente en una de las mesas del local. Eran unos diez, chicos y chicas. Uno de ellos regresó de la barra cargado con un montón de chupitos que posó torpemente sobre la mesa, junto a otros tantos que ya habían sido vaciados previamente. Estaban todos visiblemente borrachos, pero no se apreciaban signos de angustia o paranoia, sino una felicidad plena, simple y distendida. Por los gestos y movimientos se adivinaba que estaban jugando a algo, algún tipo de juego que involucraba a los chupitos. Desde su posición Alex no llegaba a escuchar las reglas del juego, pero lo que sí veía era como al final acababan besándose unos con otros entre risas y júbilo. Alex apartó la vista y la fijó en su copa a medio beber, sentía una profunda envidia, se sentía desplazado y solo, ajeno a esos momentos de camaradería y risas. La edad no perdonaba, y estaba claro que él se había quedado descolgado del transcurso lógico de los acontecimientos. Su antigua pandilla se había fragmentado con el paso de los años, la mayoría de colegas habían sentado la cabeza, habían formado familias y se habían concentrado en sus trabajos o, simplemente, se había perdido el contacto de forma gradual. El tiempo pasaba más rápido de lo que parecía, y no había piedad para los solitarios. 
     Pasó la vista por la barra del local y se topó con otro naufrago como él. Era un tipo algo más mayor, rechoncho y ya casi sin pelo. También estaba solo, solo junto a su copa. Sus resignados sorbos y miradas furtivas a las jovencitas revelaban su angustia interior. Nuevamente Alex sintió hallarse ante una visión horrible del futuro. El tipo estaba bastante borracho, en ocasiones parecía hablar solo, incluso parecía reírse de sus propios comentarios. Alex lo observaba en silencio, embriagado por el desamparo que irradiaba. El tipo vació el contenido de su copa de un trago y levantó la mano intentando llamar la atención del camarero. No tardó mucho en tener otro vaso lleno frente a sus ojos. Sacó torpemente dinero de su cartera y pagó la bebida. Al recibir el cambio agarró por el brazo al camarero y, con ojos de profundo agradecimiento, comenzó a contarle alguna historia. El camarero, claramente acostumbrado a estos arrebatos etílicos, se desembarazó hábilmente de la presa pasados unos segundos y continuó a su trabajo. El tipo, con una extraña sonrisa en el rostro que solo mostraba abandono, levantó la copa, como brindando con un amigo invisible, y se la llevó a los labios para dar un profundo trago, luego volvió a posar el vaso sobre la barra y continuó su monólogo solitario. 
     Poco después un par de chicas jóvenes y sonrientes pasaron junto a él camino a otro lugar y el tipo, queriendo evaluar los contornos de sus lozanos traseros, se giró sin ningún disimulo, con tan mala fortuna que perdió el equilibrio y se cayó del taburete, golpeándose la cabeza contra el suelo y quedando patas arriba, balanceándose de un lado a otro como un escarabajo que no pudiese darse la vuelta. Algunos jóvenes que se encontraban a su alrededor lo señalaban mientras reían sin ningún tipo de pudor. Alex se llevó la copa a los labios, dio un trago y se levantó de su taburete poniendo rumbo al lugar en el que el pobre tipejo intentaba levantarse. Le tendió una mano. 
     -Hey amigo, ¿estás bien? 
     El hombre, aturdido, miró a Alex e intentó incorporarse sin éxito nuevamente. Alex se aproximó un poco más hasta que el pobre tipo finalmente agarró la mano que le tendían. Alex tiró con fuerza, intentando levantar el peso muerto, pero el hombre no era precisamente liviano. Lo tuvo que agarrar por los sobacos y tirar de él con fuerza para, finalmente, conseguir devolverlo a su posición sobre el taburete. 
     -Menuda hostia me dao -gruñó el tipo. 
     -No ha estado mal -contestó Alex. 
     -Oye, que gracias eh, muchas gracias. 
     -No es nada. 
     -Te invito a una copa, ¿qué bebes? ¡Eh! ¡Eh camarero! Vente paca. 
     -No hace falta, gracias. 
     -Qué sí qué sí, ¿qué bebes? 
     -No hace falta, tengo mi copa allí. 
     -Pues un chupito, un chupito joder. ¡Camarero! Un chupito para mi amigo. ¿Qué bebes? 
     -Venga va, uno de ron. 
     -¡Camarero! Un chupito de ron y... Un chupito de ron y uno de bourbon para mi. ¿Seguro que no prefieres un pelotazo? 
     -No, tranquilo, un chupito está bien.
     -¡Camarero! ¡Un chupito de ron y uno de bourbon para mi amigo!
     -¡Ya te he oído! -gritó el camarero desde el otro extremo de la barra.
     -Sí hombre, unos chupitos, ¡alegría joder! 
     Algunos chavales continuaban mofándose del tipo que, tambaleándose de forma ebria, intentaba acceder al contenido de su cartera. El camarero les sirvió los chupitos con evidente hartazgo mientras intercambiaba una mirada cómplice con Alex. Finalmente el hombre consiguió sacar la cartera y pagar la ronda con evidente esfuerzo. El camarero cogió las monedas y se alejó de ahí, dejando a Alex solo ante el peligro. El tipo cogió uno de los chupitos y se lo dio a Alex, derramando parte del contenido en el proceso, luego cogió el otro y lo elevó en el aire. 
     -Por las personas amables que aún quedan en el mundo -sentenció mientras rodeaba a Alex con uno de sus rollizos brazos.
     -Salud -dijo Alex. 
     Vaciaron el contenido de un trago y posaron los vasos en la barra. 
     -¡Ah! Delicioso, sí señor -bramó el tipo a la par que atraía a Alex hacía sí con la presión de su brazo-. ¿Cómo te llamas amigo? Yo soy Javier.
     -Alex. 
     -Encantado Alex, encantado, yo Javier -dijo tendiéndole una mano peluda que estrechó con fuerza-. Pues muchas gracias Alex, amigo, por echarme una mano, ha sido todo un detalle. 
     -No exageres, no ha tenido importancia. 
     -Sí, sí ha tenido importancia. Y no exagero. El mundo se va a la mierda, ya nadie tiene ni un puto detalle con nadie, esto es una basura. Pero tú has venido a echarme una mano. No como esos críos riéndose ahí como gilipollas. Putos chavales que ya se creen la hostia y no son una mierda, se creen algo y me pueden comer la polla, ¿me oís? Me podéis comer la polla, ¡me podéis comer la polla todos! -gruñó Javier, elevando conscientemente la voz para ser escuchado. 
     -Bueno, ya te digo que no ha sido para tanto, aunque gracias -dijo Alex mientras se desembarazaba un poco del abrazo, ya que la halitosis de Javier resultaba demasiado patente y molesta. 
     -Nada nada, al César lo que es del César. Ha sido un bonito gesto que no ha tenido ninguno de estos hijos de su madre que se creen algo. 
     -Bueno, tú intenta mantener el equilibrio y ya está. 
     -¿El equilibrio? El equilibrio... Jajaja, podría contarte un par de cosas del equilibrio, ¿sabes? -se ofreció Javier, aproximando su rostro al de Alex, arropándolo con su fétido aliento. 
     -Sí, no lo dudo -dijo Alex apartándose. 
     -No te apartes, ven aquí. ¿Sabes una cosa? Un hombre debe aprender a manejarse en mitad de la tempestad. Yo aprendí a nadar en el océano atlántico, en una playa preciosa, como un marinero de agua dulce. ¿Tú sabes nadar? 
     -Sí, más o menos, pero yo aprendí en la piscina. 
     -En la piscina... Eso es una mierda, para los peleles de ciudad. A lo que iba es que yo soy una persona justa, ¿me entiendes? Una persona justa... 
     -Me imagino... 
     -Yo soy una persona justa. Y a mi no me tose ni dios, nunca me ha tosido ni mi padre, me van a toser esos pringaos. ¿Es que uno no puede estar a lo suyo? 
     -Sí, claro... 
     -Nunca bebo vino y nunca olvido. Pero esa peña me va a recordar siempre, les espero como agua de mayo. 
     -Es toda una historia colega -dijo Alex apartando el brazo de Javier de encima suyo-, pero voy a volver a mi sitio que he dejado la copa sola. 
     -¡Que le den por culo a la copa! ¿Quieres una copa? ¡Camarero! 
     -No, no te molestes, me voy a ir para allí... 
     -Ven aquí hombre, joder -Javier alargó el brazo y volvió a atraer a Alex-. ¿Sabes cual es el problema? ¿Sabes cual es el problema de este mundo? 
     -¿Cual es el problema de este mundo? 
     -Que la gente va a lo suyo, ya nadie se preocupa por nadie, nadie quiere oír las historias del otro. 
     -Ya... 
     -¿Quieres oír mi historia? 
     -No hace falta tío... 
     -Te voy a contar mi historia. Es importante, todo tiene un porqué. Mírame -Alex suspiró y observó a Javier con gesto cansado-. Bien. Como te digo todo tiene un porqué. Me ves aquí y piensas: «este pesao borracho ahí solo», ¿a que lo piensas? 
     -No hombre... 
     -Sé que lo piensas. Pero no sabes el porqué. Es el karma. ¿Sabes lo que es el karma? 
     -Más o menos. 
     -Pues yo estoy solo por el karma. Porque me porté muy mal, porque hice daño a la gente y me porté muy mal. Y por eso ahora estoy solo. Pero bueno, lo acepto joder, no me importa. Me lo merezco porque me porté muy mal y ya está. 
     -Bueno tío, todos cometemos errores. 
     -No sé que errores habrás cometido tú, pero yo me porté muy mal, ¿sabes qué hacía? ¿Sabes qué hacía? -Javier acercó el rostro un poco más al de Alex, mirándolo fijamente, de forma grave y suplicante. 
     -A ver, ¿el qué? 
     -Le pegaba a la gente. Le pegaba a la gente sin conocerla. Los dejaba ahí tirados, con sangre por todas partes. Me tenían miedo, y yo disfrutaba con ello, disfrutaba y les pegaba más. 
     Alex se apartó un poco y observó de nuevo a Javier. Solo era un tipo gordo, medio calvo y borracho que no intimidaba demasiado. Aunque era corpulento, y sin duda algo más joven y en forma podría haber inspirado un poco de respeto. 
     -¿Y por qué les pegabas? -preguntó finalmente. 
     -Bueno, ya sabes, gilipolleces de chavales... mierdas de política y todo eso. En realidad me daba igual, yo solo quería ser aceptado, solo quería que me hiciesen un poco de caso porque me sentía solo. Y así me hacían caso. Mis compañeros me adoraban porque iba siempre delante y no tenía miedo de nada ni de nadie. Y salíamos por la noche a cazar a los mierdas y yo siempre estaba delante. Y siempre me la jugaba y la gente me respetaba y me tenían miedo, y todo el mundo me hacía caso, y cuchicheaban, y las chicas de la pandilla me miraban, y yo sabía que era porque les daba morbo, porque era un hombre de verdad, que iba de frente y aplastaba a quien hiciera falta, y eso las pone, eso las pone a mil. 
     -Si tú lo dices... 
     -Ya te digo yo que sí. Pero bueno, no quiero alardear porque ahora veo que no era más que un imbécil. 
     -Ya bueno, tú lo has dicho, eran gilipolleces de chavales... 
     -Ya, pero mira ahora. ¿Y ahora qué? Eso ya pasó y ahora me han olvidado todos, ¿ves lo gracioso del tema? El destino es retorcido pero sabio. Intenté que me quisieran pero lo hice por las malas y ahora todo el mundo me ha dejado solo. Todo el día solo en el trabajo, todo el día solo en casa... 
     -Al final todos estamos solos... -sentenció Alex. 
     -¿Tú trabajas? -preguntó Javier. 
     -Ahora mismo no. 
     -Pues yo sí, seis días a la semana, conduciendo un autobús, todo el día para arriba y para abajo, es un infierno. 
     -Yo también curré de conductor, de camiones. 
     -Pero eso no tiene nada que ver. Porque vas en tu camión a tu bola, te pones tu música o conduces en calzoncillos si te sale de la polla. Pero yo ahí en el autobús tengo que estar como en una oficina. Y la gente ni me mira, me dan la moneda, cogen el cambio y ni me miran a la cara, ni siquiera me miran a la cara joder, como si fuese una cosa ahí, una cosa. Yo soy una persona, una persona, ¿sabes? La de veces que he pensado en estamparme contra algo e irme a la mierda junto a todos ellos. Tengo ese poder, sería bonito, ¿verdad? 
     -No creo que lo fuese. 
     -Es sencillo, nadie está pendiente, confían. Solo tendría que acelerar un poco, tomar mal una curva y... ¡Boom! Fin de la historia. 
     -No digas eso joder. 
     -Ya... lo pienso, pero creo que en realidad nunca lo haría. Pobre gente... Ya han pagado muchos por mis mierdas. Supongo que ahora me toca pagar a mi... Pero lo merezco, lo merezco... 
     -Sí, es una putada... Oye tío, no te lo tomes a mal, pero voy a volver a mi sitio, tengo la copa ahí y me apetece beberla tranquilamente, ¿vale? Mira a ver, lo mismo es el momento de que te retires a descansar o algo, parece que ya vas bien servido...
     Alex comenzó a alejarse poco a poco. 
     -¡Espera! -Javier se abalanzó sobre Alex y volvió a agarrarle con fuerza del brazo-, perdona si te he molestado. 
     -No tranqui, solo quiero volver a mi sitio. 
     -Pero es que ya nadie se preocupa por nadie, y tú me has visto ahí tirado y me has echado una mano, y es el primer gesto amable que alguien tiene conmigo en meses. 
     -Joder, y en qué momento... 
     -Ya te he dicho que estoy solo, y lo acepto, pero me siento mal porque yo también soy una persona, ¿sabes? Yo también soy una persona... Y me siento solo joder, me siento muy solo... 
     Javier acercó el rostro al de Alex mientras lo miraba fijamente, por su expresión daba la impresión de que iba a ponerse a llorar en cualquier momento. En lugar de eso se acercó del todo y besó a Alex en los labios. Este instintivamente lo apartó de un fuerte empujón. Javier aún estaba aferrado al brazo de Alex y le desgarro la manga de la camisa antes de precipitarse hacia el suelo. 
     -¡Maldito hijo de puta! ¡¿Pero tú estás zumbado o qué te pasa?! 
     Alex se pasó nerviosamente las manos por la boca, intentando eliminar el rancio sabor de Javier de sus labios. Este por su parte volvió a su posición en el suelo, balanceándose boca arriba como un pobre insecto. Alex lo observó ahí tirado y, cegado por la descarga de adrenalina y los nervios, pensó en patearle la cabeza ahora que lo tenía en la posición correcta. Antes de que se decidiera a asestar el golpe el camarero surgió velozmente de su posición tras la barra y agarró a Javier con violencia. 
     -¡Bueno, ya está, a tomar por culo! Toda la puta noche tocando los cojones. ¡Hostia ya! 
    Rápidamente el camarero llevó a Javier en volandas hasta la puerta del local con Alex siguiéndolos de cerca. Una vez en el exterior lo echó con un fuerte empujón. Javier rodó por el suelo una vez más. 
    -¡Y ni se te ocurra volver por aquí! Ya te lo advertí antes cuando estabas molestando a las chicas, pero ahora ya te digo que como te vea asomar la nariz por la puerta te llevas una hostia. ¿Me has oído? 
     -Mira cabrón como me has dejado la camisa -intervino Alex-, puto zumbado de los cojones. 
     Javier intentaba a duras penas levantarse del suelo mientras reía tímidamente. 
     -¿Encima te partes el culo? ¿Quieres irte caliente a casa o qué? -preguntó Alex. 
     Javier lo máximo que consiguió fue arrodillarse en el suelo, y desde ahí, totalmente derrotado, observó a Alex y al camarero mientras esbozaba una sonrisa.
     -¿Vais a pegarme? -dijo- Venga, hacedlo ya, ¡hacedlo de una puta vez! ¡Pegarme joder! Me lo merezco y lo estoy deseando, venid a pegarme, ¡hacerme daño hostias! 
     Javier sacó la cartera de su bolsillo y de su interior sacó un par de tarjetas, parecían ser su documentación, las arrojó a los pies de Alex y el camarero. 
     -Ese soy yo, ¡ese soy yo! ¡Venid a pegarme hostias! No me voy a defender, me lo merezco, venid a darme una patada en la boca. 
     -Joder, este tío está como una puta cabra -dijo el camarero-. Tú haz lo que quieras, yo voy para adentro a atender mi local. ¡Y no quiero que asomes tu puta cabeza por aquí nunca más! -sentenció señalando a Javier. 
     El camarero se introdujo en el local. Alex se quedo ahí, observando el balanceo de Javier arrodillado a sus pies. 
     -Estación de autobuses, centro ciudad, centro comercial, centro ciudad. Estación de autobuses, centro ciudad, centro comercial, centro ciudad. Estación de autobuses, centro ciudad, centro comercial, centro ciudad -era lo único que decía Javier, lloriqueando y balanceándose hacia los lados, repitiéndolo una y otra vez como si fuese un extraño mantra-. Estación de autobuses, centro ciudad, centro comercial, centro ciudad. Estación de autobuses, centro ciudad, centro comercial, centro ciudad... 
     Alex lo observaba. Ya no deseaba pegarle, era una escena demasiado triste, solo era un pobre hombre, uno más... Se había formado un pequeño corrillo a su alrededor. Un par de personas grababan la escena con su teléfono móvil. 
     -Estación de autobuses, centro ciudad, centro comercial, centro ciudad. Estación de autobuses, centro ciudad, centro comercial, centro ciudad... 
     Javier continuó recitando la ruta. Llorando. En el suelo. Solo. 
     Alex decidió regresar al interior del local, no podía hacer nada por ese hombre. Solo quería recuperar su bebida, y luego tomarse otra, y otra, y otra... 
     -Estación de autobuses, centro ciudad, centro comercial, centro ciudad. Estación de autobuses, centro ciudad, centro comercial, centro ciudad. Estación de autobuses, centro ciudad, centro comercial, centro ciudad... 

 Unas horas más tarde Alex estaba de nuevo en su casa, sentado en el sofá, mirando en silencio hacia la ventana. Tras el cristal se empezaba a observar como el astro rey asomaba por el horizonte. Los primeros rayos atravesaban el cristal mientras una fina raya de cocaína se abría paso por la nariz goteante de Alex. 
     Un nuevo amanecer. No era posible salir del bucle. Un nuevo amanecer. No era posible salir del bucle. El silencio era absoluto mientras la luz, poco a poco, se extendía por el decadente paisaje, atravesando edificios, calles y personas, reptando hasta el salón. Y todo ello conformaba una escena tan hermosa y perfecta que Alex solo sentía unas enormes ganas de llorar. 




Extracto de la novela Los Cuadernos Negros, de Carlos Salcedo Odklas. Próximamente.

Si quieres leer un poco más sigue los siguientes enlaces:

Los Cuadernos Negros. Arranque de la novela: 
http://odklas.blogspot.com/2015/05/los-cuadernos-negros-arranque.html

Los Cuadernos Negros. Extractos:
http://odklas.blogspot.com/2017/05/los-cuadernos-negros-extractos.html