Masaccio: Adán y Eva expulsados del Paraíso.

martes, 22 de abril de 2014

LA ENSEÑANZA DE LA CIGÜEÑA





CASILLAS
PEPE
SERGIO RAMOS
CARVAJAL
MARCELO
MODRIC
XABI ALONSO
DI MARIA
BALE
BENZEMA
CRISTIANO RONALDO

De suplentes:

DIEGO LOPEZ
COENTRAO
ARBELOA
JESÉ
MORATA
ISCO
ILLARRAMENDI


Recitaban esto,
cual si fuese una oración,
dos tipos sentados
detrás de mí
en el comedor social.

Pensaba en los millones
y millones
y millones
y millones
que tendría esa gente
y otra gente.
Y en lo poco
que tenían
los demás.

Pensaba en ello
mientras lamía la tapa
de un yogur caducado.

Me levanté.

Envolví un filete
de pollo
que me había sobrado
en una servilleta
y me lo metí en el bolsillo.
Me lo comería más tarde
o se lo daría a algún gato.

Al salir del comedor social
e ir a mi habitación
alquilada
me fijé
como siempre
en la catedral,
enorme,
solemne,
inmensa,
sublime,
majestuosa.
Una casa
digna de un dios.
Construida con piedra,
sudor
y sangre.

Comenzaba a llover.

Reparé en uno de los pináculos
de la catedral.

Allí
una cigüeña
construía su casa.

Allí.
En lo alto.
En la cumbre.
Encima,

por encima,

de la casa de dios,

por encima

de todos nosotros.

Construía su refugio,
su hogar,

la cigüeña.



Lo construía

sola.


Lo construía


con ramas.



1 comentario:

  1. Yo la miro cuando cierro el gas al salir. Es mi manera de recordar lo he hecho. Hay cigüeñas, gárgolas y dioses. No me saludan con la mano, ni levantan una ceja para decirme: -eh, hola Mayo-Yoli, te he visto! Pero yo sé que por el rabillo del ojo, esperan verme. Mañana no es posible, libro. No de mí, no del mundo, pero sé que cuando vuelva, me estarán esperando.

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