Masaccio: Adán y Eva expulsados del Paraíso.

sábado, 25 de febrero de 2012

ORGASMATRIX



Nota preliminar: Este texto se escribió como colaboración para el ciberfanzine BORRASKA. La temática propuesta era "La vida antes de Google", es decir, cómo eran nuestras vidas antes de la irrupción de Internet y qué había cambiado con todo ello, tanto para bien como para mal. Autores de gran talento reflexionan sobre ello aportando su visión y experiencias. Podéis leer todas las entradas en: http://fanzineborraska.blogspot.com/
A continuación mi aportación al respecto.






ORGASMATRIX









Mierda. ¿Por qué es tan fácil liarse? Bueno, la verdad sea dicha, siempre he sido presa fácil del jolgorio, es cierto. No obstante últimamente lo llevaba bien, ligeramente, al menos entre semana, currándome una senda lenta pero firme hacia una vida más relajada y monótona, encaminada hacia la pureza, la meditación y, espero, la salvación. Pero desde que conocí a esa puta las cosas se han agravado. Llevaba dos días sin dormir y ni siquiera estábamos en fin de semana, o eso creo. Miré el móvil para corroborarlo. ¡Mierda! Lo que me temía, hoy es jueves, y se supone que he quedado para ensayar con un grupete de rock.
Menuda noche. Salí a tomarme unos cortos con ella y acabé como una puta cuba, los cortos dieron paso a las pintas, y estas a las copas, hablando y riendo despreocupado y gastando un dinero que no tengo, como en los viejos tiempos de los bancos boyantes y sus tarjetas de crédito infinito, y no te creas que bebí kalimotxo, de eso nada, Bénédictine con hielo joder, soy un pobre con clase. Luego me llevé a la periquita a mi zulo y le enseñé lo que una buena polla puede hacer con un cuerpazo como el suyo.
¡Que le den al grupete, a la piva y al mundo! Me largo al kelo de la vieja a desintoxicarme, esto no puede ser joder.
Una vez en la calle el sol se alzaba acusador sobre mi frente, acusándome frente al mundo. Caminé deprisa hacia la estación de autobuses. Tuve que esperar un poco al bus que me llevaba a casa de la vieja. Llegó y me acomodé en uno de los asientos, era un viaje corto, de poco más de media hora, pero me pareció mucho más debido a mi malestar. Me jodieron especialmente dos señoras sentadas delante, su puto cloqueo martilleaba mi resaca, ¡zorras! Quien pillara su pensión, me vendría de perlas en estos tiempos de crisis monetaria global y especialmente personal.
Finalmente llegué al pueblo, mi vieja no estaba en casa y no llegaría hasta la noche, por fin un remanso de paz. En casa de mi vieja había un gran lujo de la era moderna que ni de lejos podía permitirme en mi zulo del centro, el puto Internet. No tardé mucho en verme delante de la pantalla con los pantalones bajados y la polla en la mano. La oferta era abrumadora: Pornotube, orgasmatrix, pornhub, xvideos, redtube, series-hentai.net, x-art, freeones... Todo lo que un degenerado como yo puede desear.
Soy un hombre de gustos sencillos, la primera fue fácil, empecé a frotármela con un video de una pareja follando, lo elegí porque la zorra en cuestión era una morenaza tatuada y eso me pone. No había nada que no hayamos visto infinidad de veces. Empezó chupándosela, succionando a distintas velocidades, mirando orgullosa la cara de placer que provocaba el buen hacer de su lengua en el, sacándosela de vez en cuando para coger aire y admirando el gran cetro que poco después estaría golpeando su coño. Primero misionero, luego perrito, nada extravagante, avancé un poco con el cursor y me corrí junto a los actores. Tras descargar fui a comer algo. La nevera de mamá nada tenía que ver con la mía, hasta la luz de su interior era más brillante. Me hice un sándwich y bebí leche en abundancia (espero que lo de beber leche después de ver porno no sea algo chungo desde un punto de vista psicológico). Cuando me quise dar cuenta estaba nuevamente frente a la pantalla, navegando desde el sofá por un ilimitado mundo de grabaciones guarras, había un buen puñado de orientales por ahí. Tenían una forma de gemir muy especial, como ratoncillos, elegí a una aniñada y me puse a darle al manubrio “venga puta, cómetelo todo, así, así joder, uggññ...” Volví a derramarme amparado en las delicias del sol naciente. La tercera ya me costó más. Busqué algo más hardcore. La verdad es que dabas con cosas alucinantes. El rollo sado nunca me ha ido, pero di con un video de lo que parecía una fiesta en un garito en el que una piva se dejaba hacer de todo con los clientes, se la follaba uno mientras todos los demás presentes aplaudían y gritaban. De repente entre la masa salía uno que no podía aguantar más siendo un mero espectador y le metía la polla en la boca, la chica encantada, se corría en su boca mientras el otro seguía follándosela, luego aparecía una chica entre la masa que le tiraba a la otra una copa a la cara y luego le daba de bofetadas y empezaba a insultarla, la chica gemía con más fuerza y parecía correrse, luego se la follaban otros, a las chicas de allí las molaba insultarla y pegarla, a los tíos follársela, al final del video la chica posaba sonriente cubierta de esperma mientras todos aplaudían y la ovacionaban. No pude correrme con este video ya que lo que veía me estaba dejando demasiado alucinado como para centrarme en mi tarea. Pasé a otro de un viejo tirándose a una niña, el tío podría ser mi abuelo y la chica estaba mejor y más lozana que la mayoría de chicas con las que me había liado, el viejo la insultaba y metía toda su vieja polla salvajemente en la boca de ella, la chica se atragantaba pero el viejo no daba su brazo a torcer y la metía más profundamente en su garganta, no parecía que la niña se estuviese divirtiendo, no obstante en un momento en que el viejo sacó su polla y la dejó respirar ella sonrió abiertamente y se abalanzó sobre el para volver a sentir su vejez entre los labios, ¿exigencias del guión? No lo parecía. Aunque se supone que ese rollo no me mola para mi sorpresa me corrí violentamente. Sí, vale, soy un puto degenerado, pero el mundo está lleno de ellos, el video tenía miles de visitas, por no hablar de sus protagonistas y el personal de rodaje. La verdad es que viendo estas cosas se te vienen a la mente multitud de pensamientos acerca de la condición humana, de lo degenerados que somos, todos los tíos son unos guarros y las tías unas putas, es vergonzoso, toda esta gente camina a tu lado en las calles, se sientan junto a ti en el autobús, te venden el pan por las mañanas y te multan por exceso de velocidad, todos fingimos ser normales, gente sencilla, y bajo esa máscara se oculta el placer de ser meado por una rubia, el ansia de penetrar a una de trece, las ganas de saborear semen negro o la excitación de ver cómo un joven se folla a tu mujer, este es el mundo que habitamos, este y no otro. Sobretodo lo piensas después de correrte, culpabilidad post-orgasmo. Estaba agotado.
Puto Internet de los cojones, ¿dónde quedó el romanticismo de la masturbación?
Recuerdo la era pre-internet, por aquel entonces utilizaba mi imaginación, pensaba en chicas que me gustaban, las típicas chicas de clase que pasaban de tu culo y babeaban mirando a los chicos de cursos más avanzados, cerraba los ojos y me la meneaba imaginando que las penetraba dulcemente, nunca me masturbé pensando en viejos follando a niñas ni en orgías multitudinarias. Internet había abierto la puerta de la depravación haciéndola moneda corriente y accesible, eso creo que es bueno ya que personalmente admiro la verdad, aunque sea sucia, aunque duela, pero antes no era así. ¿Que me dices de aquellas míticas revistas porno de los 80? Chicas neumáticas de coños peludos y pelos cardados. Fotos fijas de pollas marrones en bocas sobradas de pintalabios rojo pasión. Mi historia es igual que la de muchos de mi generación. Benditos momentos en que alguien de la pandilla se hacía quién sabe cómo con una revista guarra que rulaba de mano en mano como un secreto tesoro. Páginas arrugadas y amarillentas, otras arrancadas. Extrañas manchas.
Eramos cuatro en la pandilla. Una vez estábamos jugando en una charca que había detrás de mí casa. Ahora hay un centro comercial allí, pero en aquel entonces era una apestosa charca donde íbamos a cazar ranas. Encontrábamos jeringuillas llenas de sangre que cogíamos con palos y quemábamos. Pasábamos la tarde deambulando entre la basura. Una vez merodeando por allí encontramos el tesoro absoluto, una bolsa llena de revistas porno. Fue la revolución. La encontró Rober.
-¡Hey, mirad, mirad!
-¿Qué es eso, que hay dentro?
-¡Revistas guarras!
-No puede ser.
-Sí, mira, mira.
Nos acercamos como buitres. Conseguí ver una mujer con el culo en pompa esperando ser penetrada por detrás, sonreía maliciosamente.
-¡Dios! A ver, a ver.
La primera reacción de Rober fue salir corriendo con el botín, corría como alma que lleva el diablo, el cabrón sabía perfectamente el gran valor de todo aquello. Le perseguimos y conseguimos derribarlo.
-¡Trae aquí!
-No, son mías, yo las encontré.
-¡Suéltalas cabrón!
En el forcejeo algunas revistas salieron despedidas, se arrancaron páginas víctimas del frenesí. Yo me abalancé en plancha sobre una en la que salía una enorme negra abierta de piernas.
-¡Soltadme, soltadme!
-Déjanos verlas Rober cabrón.
-Son mías, ¡MÍAS!
-Somos tres, podemos contigo, suéltalas por las buenas o será peor para ti.
-¡SON MÍAS!
Jamás vi a Rober tan aferrado a algo, tuvimos que patearle la cara y separarle las manos entre los tres, el jadeaba y lloraba, pero nada tenía que hacer, estaba en clara desventaja numérica. Finalmente conseguimos reducirlo. El vicio nos cegaba y continuamos forcejeando entre nosotros hasta la extenuación. Por fin acabamos los cuatro jadeando en el suelo, cada uno con una parte del botín. Ya más calmados empezamos cada uno a inspeccionar lo que teníamos entre manos.
-¡Mira, mira!
-¡Qué asco!
-¡Hala!
-Mira que pito.
-¡Dios, es enorme!
-No puede ser verdad.
-Qué guarros.
-Ésta se parece a tu madre.
David se sacó la polla y empezó a meneársela, las pajas en grupo eran algo habitual, otra bella costumbre que se ha perdido. Yo miraba fascinado las páginas, eran mujeres enormes, de enormes pechos y culos enormes, sus melenas eran como de leones, eran animales salvajes capaces de despedazarnos a todos con sus enormes uñas pintadas de rojo, nunca habíamos visto mujeres así, y se metían gigantescas pollas por el coño, el culo y la boca, algunas incluso se atrevían con dos a la vez, inaudito, eran diosas.
Yo también desenfundé, estaba empalmadísimo, pero mi polla parecía ridícula comparada con las de las revistas, era incluso mas pequeña que los dedos de los hombres que penetraban a aquellas diosas y bastante menos peluda. Antes de darnos cuenta estábamos los cuatro masturbándonos bajo el sol, tumbados en el suelo, sin apartar la vista de las páginas. Ninguno se corría aún, únicamente la intensidad de los gritos delataba los orgasmos. Íbamos a quedarnos ciegos. Se nos caería el pito a cachos. Nos iba a castigar Dios. Iríamos al infierno. Pero a pesar de ello frotamos y frotamos hasta el final. Hasta el final de todo. Luego la paz. Luego el remordimiento. Y lo evidente.
-¿Qué hacemos con ellas?
-Yo no puedo llevármelas a casa.
-Yo tampoco.
-Pero no podemos dejarlas aquí.
-Hay que pensar algo.
Acabamos por esconderlas entre unos matorrales sin fiarnos de que volvieran a estar allí al día siguiente, yo por mi parte arranqué un par de páginas para llevarlas siempre conmigo no sea que desapareciese el botín para siempre. Pero para sorpresa de todos el escondite resultó eficaz y aquellas revistas, cada vez más manoseadas, nos reportaron infinidad de irrepetibles momentos.
Todo aquello tenía un aura mística, casi religiosa, con el valor añadido de lo prohibido y la dificultad. Quizás la mayor revolución de Internet ha venido en el campo del sexo, a la edad en que a mí me sorprendía ver un coño peludo, por lo extraño y novedoso, los niños actuales ya han saboreado todo tipo de perversiones, interraciales, orgías, mujeres de todos los tamaños, edades y colores, pollas de todos los tamaños, edades y colores, sexo con animales, lesbianas...Si será mejor o peor no seré yo quien lo juzgue, evidentemente veo más romántica mi época, pero eso es algo normal, se tiende a adornar la infancia y descalificar la época actual.
Con la revolución de Internet también se ha abierto una gran oportunidad a los creadores desconocidos que pueden lanzar al mundo sus obras de manera más sencilla y asequible para todo tipo de gente que tenga la suerte o desgracia de dar con ellos, eso es bueno para esos seres oscuros y marginales, ¿de qué otra forma sería leído un personaje como yo de no ser por los blogs? Y si bien al subir mis historias al ciberespacio no recibo ningún bien monetario sí me ha reportado otros suculentos beneficios. Como es natural mis primeros pensamientos al crear mi blog de relatos sucios eran “ojalá algún importante editor me descubra y me forre”, algo que aún no ha pasado y seguramente no ocurra nunca, pero también pensé “ojalá alguna niñita buenorra lea mi mierda y, fascinada por mi prosa, sueñe con follarme salvajemente”. Pues bien querido amigo, resulta que este deseo sí se cumplió, y además mucho antes de lo que nunca hubiese soñado, sólo por eso debería estar agradecido a la red de redes, y lo estoy. También me ha puesto en contacto con creadores a los que respeto y admiro enriqueciendo mi vida y poniendome en contacto con obras y autores. Información. Esta es la palabra más repetida al hablar de la red, luego, como con toda arma, su uso y abuso ya depende de las manos que la manejen.
Pero sin duda la historia más alucinante relacionada con Internet es la que voy a relataros a continuación. Primero debo decir que es una historia muy dura y extraña, sin duda sera lo más bizarro que nunca hayáis leído, pero os aseguro que es totalmente cierta, nunca me he atrevido a contársela a nadie, ni por supuesto a ponerla por escrito, pero tengo la sensación de que este es el momento adecuado, sin duda me traerá problemas escribir esto, problemas personales y familiares, también cambiará el concepto que muchas personas tienen sobre mí, pero, al fin y al cabo...¡A la mierda! Voy a contárosla, espero que no me juzguéis demasiado severamente.
Bien, todo comenzó un día de otoño aparentemente normal, yo estaba sentado en un parque de mi barrio, pasando el tiempo, meditando sobre las razones de mi miseria cotidiana y si habría alguna forma de que todo fuera ligeramente mejor. Me encendí un cigarro y mientras exhalaba el humo lo vi, al principio no pensé que fuera posible, iba en contra de todo lo que yo pensaba que era la normalidad, pero allí estaba, os aseguro que es verdad, allí estaba, era......


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