Masaccio: Adán y Eva expulsados del Paraíso.

martes, 9 de enero de 2018

CRÍTICA: PESTILENCE - HADEON





     La legendaria banda holandesa de death metal regresa con un nuevo trabajo bajo el brazo tras cinco años de silencio discográfico y dos años de parón total de actividad. Tiempo durante el cual la banda ha aprovechado para hacer balance, sacando al mercado dos discos en directo y otros dos recopilatorios y renovado profundamente sus filas, siendo nuevamente Patrick Mameli (Guitarra y Voces) el único miembro constante desde su anterior lanzamiento discográfico.
No es la primera vez que Pestilence se auto destruye para intentar renacer. Ya ocurrió lo mismo a principios de los noventa, tras el revolucionario y mal acogido Spheres (1993). En aquella ocasión la banda sufrió un parón de 15 años, tras los cuales la banda regresó, esta vez con Mameli totalmente al frente, y con una nueva receta sonora en la que, si bien seguían presentes el death y el thrash como base, se añadían otros elementos más contemporáneos y progresivos a su sonido, intentando refrescarlo y modernizarlo añadiendo pinceladas más técnicas y groove. Está jugada no salió del todo bien ni a nivel compositivo ni en cuanto a aceptación por parte de su base de fans, y tras tres discos de estudio acogidos de manera irregular y poco entusiasta por crítica y público Mameli decidía poner otro punto y aparte para pensar y centrarse en otros asuntos.
Ahora Pestilence han vuelto a la acción, y muchos de sus viejos fans se preguntan esperanzados si este periodo de reflexión habrá servido para hacerlos volver a su sonido más tradicional y que mejor resultado les procuró en discos de culto como Consuming Impulse (1989) o Testimony of the Ancients (1991). A todos aquellos que se formulen esta pregunta tenemos que darles una mala noticia: no ha sido así. Pero tampoco hay que lamentarse y decepcionarse de antemano, porque si bien este nuevo disco sigue el camino estilístico marcado por su anterior trabajo Obsideo (2013), resulta compositivamente superior a aquel y sitúa a este Hadeon como su mejor lanzamiento desde su época dorada de finales de los ochenta.
El álbum se abre con una breve introducción de sabor egipcio tras la cual nos encontramos el primer trallazo, titulado Non Physical Existent, basado en un sencillo riff de guitarra con inquietantes armonizaciones y el aporreo constante y sin miramientos de los parches por parte del nuevo fichaje Septimiu Harsan mientras los rugidos de Mameli inundan el espacio sonoro. La formula continúa inamovible durante los siguientes tres temas: riffs rápidos y bases sólidas para temas cortos y directos cuya única finalidad es la evasión del headbanging.
En el sexto tema, titulado Astral Proyection ya se permiten algo más de experimentación, añadiendo voces tratadas y dibujos de jazz para crear atmósferas inquietantes en medio de otros pasajes más convencionales.
En el breve pasaje titulado Subdivisions volvemos a encontrarnos con las mencionadas influencias jazz que nos acercan al innovador Spheres, pero no deja de ser un pequeño guiño antes de que la caña continúe sin miramientos con Manifestations, un tema en el que encontramos quizás los mejores solos de guitarra del disco. Precisamente si hubiese que destacar algo de este nuevo álbum de Pestilence sería el trabajo de las guitarras solistas, nada encorsetadas al género y permitiéndose explorar diversas facetas para crear unos solos que se salen de la media de lo escuchado en discos de este tipo.

Un disco que llega al final tras trece temas directos, compactos y sin descanso que dejan un buen sabor de boca en el oyente. Estamos ante un trabajo que no sorprende demasiado, ni para bien ni para mal y que sin duda no va a revolucionar el género en modo alguno, pero que sirve perfectamente para disfrutar durante algo más de media hora de una buena dosis de death metal facturada por músicos de comprobada solvencia. Para disfrutar sin comerse demasiado la cabeza.

     Texto escrito originalmente para la web musical Diablorock: 



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