Por
fin hemos podido disfrutar de uno de los discos más esperados de
este año: lo nuevo de Ghost, una de las bandas de moda y con mayor
proyección de futuro ahora mismo. Se trata del cuarto trabajo de la
banda, el primero tras la destitución de los antiguos Nameless
Ghouls y el primero sin contar con el misterio del anonimato, estando
ya confirmado totalmente que el músico sueco Tobias Forge era quien
ha estado detrás de todo esto desde el principio.
Los
dos singles de adelanto, Rats
y
Dance
Macabre, me
pusieron en estado de alerta.
Y
ahora, una vez escuchado el disco completo varias veces, se confirman
mis temores y sospechas, tanto las buenas como las malas. Las buenas:
que Tobias Forge es un genio. Las malas: que no me ha terminado de
convencer por donde ha tirado con su proyecto.
No hay duda de que nos encontramos ante un trabajo muy inteligente y cuidado, repleto de grandes momentos, pero no he podido evitar que me dejase una sensación agridulce.
El comienzo, con la inquietante intro Ashes, y los temas Rats y Faith es totalmente abrumador e intachable. Un comienzo poderoso, que recuerda a los Ghost que ya conocemos y amamos, pero que a la vez abre nuevas vías en su sonido. Un comienzo que te sitúa en la cima. Pero por desgracia luego la cosa se va desinflando ligeramente. El tercer tema, See the Light, no está mal, pero carece de una personalidad definida y pasa un poco desapercibido. Miasma, el primero de los dos temas instrumentales con los que cuenta Prequelle, es bastante notable. Se trata de un tema épico que va creciendo en intensidad gracias a unos teclados fabulosos con toques progresivos, y a unas guitarras que rellenan sin abrumar (con guiño al Beat It de Michael Jackson incluido) para estallar finalmente en un solo se saxo que nos demuestra que cualquier ingrediente musical puede entrar en el cóctel de Ghost perfectamente. Sin duda es uno de los grandes momentos del disco. El viaje continúa con Dance Macabre, segundo single y uno de los temas más polémicos por su clara tendencia hacia el AOR más comercial y accesible. No desentona dentro del conjunto como curiosidad, pero sin duda será el primer tema que haga torcer el gesto de sus viejos fans. Pro Memoria es una balada marca de la casa. Un auténtico temazo, con una orquestación y un pegadizo estribillo que son una auténtica delicia. Tras este tema sería el momento ideal para meter otro trallazo con riffs pesados en la onda de Faith, pero por contra nos encontramos con Witch Image, otro tema popero y accesible que, al igual que pasaba con See the Light, carece de la personalidad y sello de Ghost. Es un tema resultón y pegadizo, que duda cabe, pero podría estar firmado por cualquier otra banda del montón y tiene un cierto tufillo a relleno. Helvetesfonser es la segunda instrumental del álbum, un tema precioso y evocador, con toques progresivos y sutiles cambios de tonalidad, que recupera melodías de Pro Memoria, siendo una continuación espiritual de este en sus primeros compases, pasando luego a transitar por distintos terrenos y acabando con un desarrollo acústico de sabor medieval que puede recordar a cosas como Blackmore's Night e incluso Blind Guardian. Es sin duda un gran tema y de los que más crecen con las escuchas, lo malo es que dos pasajes instrumentales en un disco tan corto como este me parece un movimiento arriesgado y que baja algún punto al total, creo que este tema se habría redondeado mejor con algunas líneas vocales. Y así, en un suspiro, llegamos al final con Life Eternal, otro tema suave y melancólico, muy bueno en su desarrollo, con unas líneas de voz exquisitas, pero que se queda un poco a medio camino en su misión de proporcionar un cierre épico a Prequelle.
No hay duda de que nos encontramos ante un trabajo muy inteligente y cuidado, repleto de grandes momentos, pero no he podido evitar que me dejase una sensación agridulce.
El comienzo, con la inquietante intro Ashes, y los temas Rats y Faith es totalmente abrumador e intachable. Un comienzo poderoso, que recuerda a los Ghost que ya conocemos y amamos, pero que a la vez abre nuevas vías en su sonido. Un comienzo que te sitúa en la cima. Pero por desgracia luego la cosa se va desinflando ligeramente. El tercer tema, See the Light, no está mal, pero carece de una personalidad definida y pasa un poco desapercibido. Miasma, el primero de los dos temas instrumentales con los que cuenta Prequelle, es bastante notable. Se trata de un tema épico que va creciendo en intensidad gracias a unos teclados fabulosos con toques progresivos, y a unas guitarras que rellenan sin abrumar (con guiño al Beat It de Michael Jackson incluido) para estallar finalmente en un solo se saxo que nos demuestra que cualquier ingrediente musical puede entrar en el cóctel de Ghost perfectamente. Sin duda es uno de los grandes momentos del disco. El viaje continúa con Dance Macabre, segundo single y uno de los temas más polémicos por su clara tendencia hacia el AOR más comercial y accesible. No desentona dentro del conjunto como curiosidad, pero sin duda será el primer tema que haga torcer el gesto de sus viejos fans. Pro Memoria es una balada marca de la casa. Un auténtico temazo, con una orquestación y un pegadizo estribillo que son una auténtica delicia. Tras este tema sería el momento ideal para meter otro trallazo con riffs pesados en la onda de Faith, pero por contra nos encontramos con Witch Image, otro tema popero y accesible que, al igual que pasaba con See the Light, carece de la personalidad y sello de Ghost. Es un tema resultón y pegadizo, que duda cabe, pero podría estar firmado por cualquier otra banda del montón y tiene un cierto tufillo a relleno. Helvetesfonser es la segunda instrumental del álbum, un tema precioso y evocador, con toques progresivos y sutiles cambios de tonalidad, que recupera melodías de Pro Memoria, siendo una continuación espiritual de este en sus primeros compases, pasando luego a transitar por distintos terrenos y acabando con un desarrollo acústico de sabor medieval que puede recordar a cosas como Blackmore's Night e incluso Blind Guardian. Es sin duda un gran tema y de los que más crecen con las escuchas, lo malo es que dos pasajes instrumentales en un disco tan corto como este me parece un movimiento arriesgado y que baja algún punto al total, creo que este tema se habría redondeado mejor con algunas líneas vocales. Y así, en un suspiro, llegamos al final con Life Eternal, otro tema suave y melancólico, muy bueno en su desarrollo, con unas líneas de voz exquisitas, pero que se queda un poco a medio camino en su misión de proporcionar un cierre épico a Prequelle.
Hasta
aquí llega el nuevo trabajo de Tobias. Un disco que se hace corto y
deja con ganas de más, algo bueno sin duda, pero que también deja
una sensación de que podría haber sido aún más redondo con algún
pequeño cambio y añadido.
La versión deluxe palía un poco esos problemas, incluyendo dos temas más al conjunto. Se trata de las versiones It's a Sin de Pet Shop Boys y Avalanche de Leonard Cohen. Ambas versiones muy correctas. La primera es un temazo, al igual que lo era su versión original, a la que no dan demasiadas vueltas y dejan prácticamente igual. Por su parte el tema de Cohen resulta un cierre fabuloso, con un tramo final que nos recuerda ligeramente a los antiguos Ghost de los que todos nos enamoramos.
La versión deluxe palía un poco esos problemas, incluyendo dos temas más al conjunto. Se trata de las versiones It's a Sin de Pet Shop Boys y Avalanche de Leonard Cohen. Ambas versiones muy correctas. La primera es un temazo, al igual que lo era su versión original, a la que no dan demasiadas vueltas y dejan prácticamente igual. Por su parte el tema de Cohen resulta un cierre fabuloso, con un tramo final que nos recuerda ligeramente a los antiguos Ghost de los que todos nos enamoramos.
Estamos
ante un trabajo que va de cabeza y descaradamente hacia el
mainstream, y aunque eso sería algo a criticar en otras bandas
funciona perfectamente para Ghost, debido a su carácter teatral y
abierto. Resulta difícil criticar semejante cantidad de temazos,
perfectamente compuestos y grabados, por mucho que tiren
evidentemente hacia un terreno más comercial.
La
producción, la mezcla, las composiciones... Todo es exquisito,
sublime y está lleno de matices. Tobias entrega un producto
accesible pero también ambicioso y cuidado. Es alucinante ver como
tira de recursos compositivos propios de autores de bandas sonoras,
repitiendo melodías a lo largo de todo disco (la
melodía de Spoksonat
suena al final de Ashes
y Rats,
el coro final de Faith
es el estribillo de Life
Eternal,
el estribillo de Pro
Memoria
se revisa al comienzo de Halvetesfonser...),
todos estos detalles, aunque pasen desapercibidos al principio, se te
meten en el inconsciente y confieren una unidad al trabajo propia de
una obra conceptual, algo a lo que también ayudan unos textos
inquietantes, centrados todos ellos en la cercanía de la muerte
inevitable.
Pero no todo van a ser piropos y alabanzas para este Prequelle. En el disco faltan riffs memorables, falta oscuridad, falta el toque malvado y perverso que lucían en sus discos anteriores y que han hecho que Ghost estén donde están. Con un par de temas más cañeros y directos en lugar de See the Light, Witch Image o incluso Dance Macabre, me tendrían arrodillado y cabizbajo besando el anillo del cardenal Copia. Desgraciadamente no es el caso. Y aunque es innegable que nos encontramos ante uno de los discos del año, para mi se queda a medias. Esa falta de riffs y oscuridad pesan mucho, más aún sabiendo que Tobias podría hacerlo de sobra, por lo que creo que se ha equivocado un poco en ese aspecto.
Aunque algunos viejos fans puedan tener la misma sensación agridulce que un servidor es innegable que Prequelle va a hacer que Ghost sigan creciendo. Tobias está haciendo su música como Tarantino hace su cine, cogiendo influencias dispares de todas partes, proporcionando incontables y sugerentes guiños para el melómano y envolviéndolo todo con su peculiar toque personal para dar lugar a algo maravilloso. Como no rendirse ante algo así, tan genial y necesario.
Pero no todo van a ser piropos y alabanzas para este Prequelle. En el disco faltan riffs memorables, falta oscuridad, falta el toque malvado y perverso que lucían en sus discos anteriores y que han hecho que Ghost estén donde están. Con un par de temas más cañeros y directos en lugar de See the Light, Witch Image o incluso Dance Macabre, me tendrían arrodillado y cabizbajo besando el anillo del cardenal Copia. Desgraciadamente no es el caso. Y aunque es innegable que nos encontramos ante uno de los discos del año, para mi se queda a medias. Esa falta de riffs y oscuridad pesan mucho, más aún sabiendo que Tobias podría hacerlo de sobra, por lo que creo que se ha equivocado un poco en ese aspecto.
Aunque algunos viejos fans puedan tener la misma sensación agridulce que un servidor es innegable que Prequelle va a hacer que Ghost sigan creciendo. Tobias está haciendo su música como Tarantino hace su cine, cogiendo influencias dispares de todas partes, proporcionando incontables y sugerentes guiños para el melómano y envolviéndolo todo con su peculiar toque personal para dar lugar a algo maravilloso. Como no rendirse ante algo así, tan genial y necesario.
¡Larga
vida a Ghost!
Una versión recortada de este texto forma parte de la crítica coral del álbum publicada por la web musical Diablorock, disponible en este enlace:
http://diablorock.com/2018/06/04/ghost-critica-prequelle-redaccion/
No hay comentarios:
Publicar un comentario